Llamados a ser testimonio del amor de María con su pueblo

Nuestra Señora de Suyapa es conocida como una “virgencita” muy milagrosa que ayuda constantemente a quienes invocan su auxilio

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 “Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por Él. Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz” afirma el Evangelio de San Juan en su primer capítulo. Esta expresión, que, en un principio nos habla de San Juan Bautista, sirve de inspiración para tantos hombres y mujeres, que tras recibir un favor del Señor, especialmente a través de la Virgen María, se convierten en testigos de la luz, dando su testimonio.

Pandemia

Lilian Cruz, es una madre de familia, oriunda de Morocelí, El Paraíso. Ella como muchísimos hondureños, en esta pandemia salió positiva por COVID-19. Tras unos días con esta enfermedad, se complicó y tuvo que ser hospitalizada y traslada a la sala de cuidados intensivos. Allí, entubada, trató de orar y repetía: “Señor, sopla sobre mis pulmones, yo quiero esas manos en mis pulmones, por favor te lo pido”.

En esos momentos de dificultad, en donde los médicos indicaron que tenía afectado el 95% de sus pulmones. Allí, en medio de la dificultad, ella experimentó la presencia maternal de María que, a través de un susurro, se le recordó que, “solo por la madre se llega al Hijo”. Y sintió como, con sus manitas, una mujer pequeña, la abrazaba y los tormentos que vivían terminaron. “En ese momento volví a la vida” dijo. A partir de ese momento, tuvo una gran mejoría, y tras 21 días hospitalizada en UCI, logró superar esta dolorosa enfermedad.

Madre

Fany Velásquez, relata cómo su hijo es un regalo que le ha concedido la Virgen de Suyapa. Tras tres meses de casada, fue diagnosticada con Lupus, una enfermedad que se presenta cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca sus propios tejidos y órganos. Su sueño más grande era ser madre y al recibir esta noticia, veía frustrado este anhelo. Movida por su fe, pidió a la madre de Dios, bajo la advocación de Nuestra Señora de Suyapa, que le concediera este gran don. En agosto de ese año, ella decae en su salud y mientras los médicos pensaban que se le había formado un cáncer en su vientre, ocurrió el milagro, al descubrir que estaba embarazada. La Virgen les siguió protegiendo porque, el tratamiento agresivo con la cual fue tratada, no afectó a su hijo.

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