“De Cristo, mediante la Iglesia, el matrimonio y la familia reciben la gracia necesaria para testimoniar el amor de Dios y vivir la vida de comunión. El Evangelio de la familia atraviesa la historia del mundo, desde la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios, hasta el cumplimiento del misterio de la Alianza en Cristo al final de los siglos con las bodas del Cordero” nos enseña Amoris Laetitia en su numeral 63. Estas palabras nos ayudan a entender que, la resurrección debe afianzar las bases del matrimonio y la familia.
Testimonio
Abraham Álvarez, seminarista de la Arquidiócesis de Tegucigalpa explica que, si la resurrección es la prueba fehaciente del amor de Dios hacia nosotros y el comienzo de una vida en Cristo glorificado, con mucha mayor razón, “Debe tener mayor repercusión en el matrimonio y la familia, pues toda familia está llamada a resucitar con Cristo, a resucitar de las viejas prácticas y vicios que podrían terminar derivando en desintegración y de todo aquello que aleja a sus miembros, aun conviviendo en la misma casa”. Álvarez enfatiza en esta idea, al afirmar que, “en una sociedad tan convulsionada como la que vivimos, una familia que resucita es una familia que da testimonio y que, a pesar de los avances y la evolución tecnológica y social, logra mantener sus bases como Iglesia doméstica”.
Oración
Eusebio Pérez, coordinador del Movimiento Familiar Cristiano, expone que, como familia y como matrimonios, la oración es fundamental. “Si el pueblo de Honduras, si la sociedad, doblamos rodillas y oramos a Dios, otro ‘gallo’ nos cantará. Pero desgraciadamente, hemos puesto la mirada en el hombre y máximo en estos líderes que nos gobiernan, que pareciera que solamente ven el momento que ellos necesitan, en donde hacen promesas y cuando están en los puestos, se olvidan de la gente”. Ante esta situación Pérez recomienda levantar la mirada y ver a Cristo, para que sea Él quien nos fortalezca y nos dé verdaderamente la vida, “para que el toque esos corazones de esos políticos y tengamos una sociedad más justa, más unidad, sobre todo más resucitada”.
1 Compromiso
Así como Jesús no nos falló prometiendo la Resurrección al tercer día, nosotros no podemos fallarle a los nuestros en la muerte de ciertos actos negativos que atentan contra la familia y vivir la resurrección de cambios nuevos que están o estarán incorporados a partir de hoy.
2 Hábitos
Los malos hábitos nos evitan resucitar como Cristo, tenemos que estar pendiente de ellos ya que estarán rondando el hogar para tentarnos y volver a ellos, puesto que conocen con detalle nuestras debilidades y saben en qué momento puede llegar.
3 Tentación
La solución para vencer la tentación es recordar siempre que Jesús, a pesar de las dificultades y debilidades humanas que experimentó, nunca se dejó vencer; por el contrario, salió victorioso y con la misión cumplida.