Dentro de la Iglesia Católica existen hombres y mujeres que son ejemplo de vida para la humanidad. Las Teresas de Dios son cinco mujeres cuyas acciones cambiaron vidas y llevaron almas al Reino de Dios y que, su intercesión es invocada por miles de personas alrededor del mundo con gran devoción.
Estas cinco santas, al entregar sus vidas al Señor, sirvieron como su instrumento para la guía y salvación para miles de feligreses alrededor del mundo, y con sus acciones sirvieron de ejemplo para muchas personas que siguieron y aún siguen sus pasos.
Santa Teresa de Ávila
Nacida en Ávila el 28 de marzo de 1515, Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada desde temprana edad gustaba leer la vida de los santos. A los dieciocho años, deja su hogar para entrar al Carmelo. Con el pasar de los años, fundaría quince conventos carmelitas alrededor de España y junto a San Juan de la Cruz introduciría la gran reforma carmelitana. También es la fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos, una rama de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Conocida también como Santa Teresa de Jesús, es una de las tres doctoras de la Iglesia Católica junto a Santa Catalina de Siena y Santa Teresita del Niño Jesús al ser proclamada como tal por San Pablo VI en 1970. Fue beatificada el 24 de abril de 1614 por Paulo V y fue declarada santa el 12 de marzo de 1622 por Gregorio XV, siendo el día de su fiesta el 15 de octubre.
Santa Teresita del Niño Jesús
Marie-Françoise-Therése Martin, conocida también como Teresa de Lisieux, nació el 2 de enero de 1873 en la ciudad de Alençon en Francia. Sus padres, Luis y Acelia, también son santos. De una familia extensa, con mucho amor y espiritualidad, busca entrar al Carmelo a los quince años, pero su deseo le es negado debido a su corta edad. Llegó al punto de solicitárselo al Papa, pero este le respondió “Entrareis, si Dios lo quiere”.
Ofreciéndose al Señor como su instrumento, expresó en su autobiografía que “el buen Dios no puede inspirar deseos irrealizables” y que “quisiera también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección”. Su beatificación se llevó a cabo el 29 de abril de 1923 por el papa Pio XI y su canonización se dio dos años después el 17 de mayo por el mismo Santo Padre. Es celebrada por la Iglesia Católica el 1 de octubre de cada año.
Santa Teresa de Calcuta
La fundadora de las Misioneras de la Caridad nace el 26 de agosto de 1910, con el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu. Desde temprana edad descubre su vocación a la vida religiosa. Inspirada por la santa patrona de los misioneros, Santa Teresita del Niño Jesús, Agnes cambia su nombre a “Teresa” y en 1928, ingresa al Instituto de la Bienaventurada Virgen María.
Tras realizar sus votos perpetuos en 1937, se dedicó a la enseñanza en la escuela para niñas St. Mary en la comunidad de Loreto Entally en Calcuta. En 1946, durante un retiro anual, Santa Teresa recibiría el llamado para fundar una congregación religiosa, la cual en 1950 se convertiría en las Misioneras de la Caridad, dedicadas a la atención de las personas mas vulnerables en la sociedad, especialmente los enfermos, personas de pocos recursos y sin hogar.
Fallece el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta. Tras 45 años de dedicación a los más necesitados, fue beatificada el 19 de octubre de 2003 por el San Juan Pablo II. El 4 de septiembre de 2016 fue declarada santa por el papa Francisco. Es celebrada por toda la feligresía católica cada 5 de septiembre.
Santa Teresa de los Andes
Nació el 13 de julio de 1900 con el nombre de Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar. Con una vocación influenciada en Santa Teresa de Ávila, desde temprana edad mostró afinidad hacia la Iglesia. En 1918 abandona el colegio con el ideal de ingresar a la orden del Carmelo, donde ingresó al año siguiente.
En su tiempo en el convento, con frecuencia escribía a sus familiares. En sus cartas no perdía la oportunidad de transmitirles a ellos su amor inmenso por Jesucristo, la Virgen María y la Eucaristía. Desde temprana edad se veia afectada en su salud por diversas enfermedades. Sería el tifus que le arrebataría la vida a la temprana edad de 20 años el 12 de abril de 1920.
Beatificada en 1987 por San Juan Pablo II, fue canonizada el 21 de marzo de 1993 por el mismo pontífice. Es la primera persona de nacionalidad chilena y la primera carmelita descalza de América en recibir la canonización. Cada 13 de julio la Iglesia Católica celebra su fiesta.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Filósofa, mística y religiosa carmelita descalza nacida en Alemania el 12 de octubre 1891. Su nombre de nacimiento es Edith Stein. Desde una temprana edad la caracterizó su carácter reflexivo y de apertura hacia los problemas externos. En su adolescencia, abandonó sus estudios y a la religión judía debido a que no les encontró sentido.
Tras su paso por la universidad llegó a convertirse en una importante filósofa. Una mujer muy pasional, de gran inteligencia y seguridad en si misma, le causaba una contradicción el hecho de tener un ideal de servir a la humanidad de manera generosa mientras ella era muy racional y sumamente atea.
Su conversión se da mientras se encuentra con una amiga recién enviudada. Mientras su racionalización le hace esperar verla desconsolada, encuentra a su amiga con una gran paz y fe a pesar de las circunstancias. Deseosa de encontrar la fuente de tal fuerza, comienza a leer la vida de Santa Teresa de Ávila, donde encuentra la respuesta a ese vació que ni la filosofía ni sus logros mundanos le pudieron llenar.
Deja atrás la fama que le traia su reconocimiento en el mundo de la filosofía para ingresar al Carmelo de Colonia, donde toma el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Debido a la presencia del regimen nacional-socialista de la época en Alemania, fue deportada de los Paises Bajos a Alemania en 1942 y enviada al campo de exterminio nazi Auschwitz-Birkenau, donde falleció el 9 de agosto del mismo año.
Fallecida como mártir de la fe católica, es beatificada el 1 de mayo de 1987 por San Juan Pablo II. Pasa a ser parte del santoral católico el 11 de octubre de 1998 al ser canonizada también por San Juan Pablo II, quedando el 9 de agosto como el día de su fiesta.
