Las reliquias de los santos son una conexión que nos mantiene unida a ellos

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A woman venerates a relic of St. Jacinta Marto prior to a vigil Mass Oct. 12 celebrated in honor of Our Lady of Fatima at St. Vincent Ferrer Church in New York City. St. Jacinta was one of the three children to whom Mary appeared in Fatima, Portugal, in 1917. Oct. 13 marked the 100th anniversary of the sixth and final Marian apparition in Fatima. (CNS photo/Gregory A. Shemitz) See story to come.

Según el concepto general, las reliquias son los restos de los santos después de su muerte; estos pueden ser fragmentos de su cuerpo o su cuerpo entero, huesos e incluso los ropajes que pudieron estar en contacto con ellos. Según el padre Carlo Magno Núñez, rector de la Basílica de Suyapa, estos restos están conectados a los santos, quienes a su vez están eternamente unidos a Cristo. Son colocados en envases sagrados, los que conocemos como relicarios. El padre Magno las definió como “Objetos físicos que tienen una asociación directa con los santos o con nuestro Señor”.

El sacerdote precisó que la palabra reliquia significa “fragmento” o “remanente de una cosa que fue pero que ya no es”. Aclaró que “cualquier parte del cuerpo del santo es sagrada y puede ser colocada en un relicario”. El presbítero comentó que durante los primeros siglos también “era tradición construir un templo sobre la tumba de un santo”. Puso de ejemplo la Basílica de San Pedro y la de San Pablo de Extramuros en el Vaticano, donde la tumba de los santos está debajo del altar.

Grados

Las reliquias pueden ser de primer grado, que quiere decir que son partes de un cuerpo, huesos de los santos, cabellos o sangre o parte de su cuerpo; las de segundo grado, son todos aquellos objetos que estuvieron en contacto con el santo en vida; las de tercer grado, son aquellos objetos que son tocados por el cuerpo actual, por ejemplo, una flor que se pasa por su féretro.

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