En un mundo cada vez más complejo y cambiante, la familia enfrenta numerosos desafíos que ponen a prueba sus valores fundamentales. La Exhortación Apostólica “Familiaris Consortio” subraya la importancia del discernimiento evangélico como una herramienta esencial para guiar a las familias católicas a vivir de acuerdo con el plan de Dios. Este proceso no solo es una búsqueda de verdad y dignidad, sino también una respuesta a los signos de los tiempos.
1. El Contexto Actual de las Familias
El documento señala que, para llevar a cabo su misión, la Iglesia necesita un profundo conocimiento de las circunstancias sociales y culturales en las que se encuentran las familias hoy en día. Es en este contexto donde la Iglesia está llamada a transmitir el “inmutable y siempre nuevo Evangelio de Jesucristo” (Familiaris Consortio, n. 4). Este conocimiento no es un mero ejercicio académico; es una necesidad práctica para que la evangelización sea efectiva y relevante.
2. El Rol del Discernimiento Evangélico
El discernimiento evangélico es descrito como un proceso en el que la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, busca una comprensión más profunda del matrimonio y la familia. Este discernimiento es una tarea compartida entre todos los fieles, incluyendo laicos, quienes, según el documento, poseen un “sentido de la fe” que les permite contribuir al conocimiento y la vivencia de la Palabra de Dios (Familiaris Consortio, n. 5). Este sentido de la fe no es simplemente un consenso popular, sino una búsqueda activa de la verdad revelada por Cristo.
3. Desafíos Modernos y la Necesidad de Orientación
En la actualidad, muchas familias se encuentran influenciadas por perspectivas que, aunque atractivas, pueden comprometer la verdad y la dignidad de la persona humana. La Iglesia reconoce que los medios de comunicación social tienen un poder significativo para influir en las percepciones y valores de las personas, a menudo promoviendo una concepción de la libertad y la autonomía que es contraria al diseño divino para el matrimonio y la familia (Familiaris Consortio, n. 4). Por lo tanto, es crucial que los fieles sean educados para desarrollar un discernimiento evangélico maduro, capaz de resistir estas influencias y elegir caminos que promuevan la verdadera libertad y dignidad.
4. La Contribución de los Laicos
Los laicos tienen un papel crucial en este proceso. Al estar inmersos en el mundo, ellos están en una posición única para interpretar los “signos de los tiempos” a la luz de Cristo y aplicar los principios del Evangelio en sus vidas cotidianas. La Iglesia, a través de sus pastores y fieles laicos, debe esforzarse por ser una voz profética que defiende los valores de la familia y ofrece orientación en un mundo que a menudo va en contra de estos valores (Familiaris Consortio, n. 5).
El discernimiento evangélico es una tarea continua y comunitaria, esencial para ayudar a las familias a enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. Al promover una comprensión más profunda del plan de Dios para el matrimonio y la familia, y al resistir las influencias que comprometen la dignidad humana, la Iglesia busca ser un faro de verdad y esperanza para todas las familias. En este proceso, todos los miembros de la Iglesia, incluidos los laicos, están llamados a participar activamente, usando su sentido de la fe para iluminar el camino hacia una vivencia auténtica y plena de la vida familiar cristiana.
Esta reflexión basada en “Familiaris Consortio” nos recuerda que, aunque el mundo cambie, el llamado de Dios a vivir en verdad, amor y fidelidad permanece inmutable. Es nuestra tarea, como Iglesia, discernir y actuar en consecuencia, guiando a las familias hacia la plenitud del amor de Cristo.