La voluntad de Dios no limita mi libertad sino que la plenifica

San Agustín nos enseña que la medida de todo es el amor

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 “No se mueve la hoja en el árbol sin la voluntad de Dios”, recita don Quijote de la Mancha, para recordarle a su amigo Sancho, que Dios se hace cargo de todo. Esta fragmento de la obra literaria, nos hace pensar en, ¿Qué es la voluntad de Dios?, Por qué las personas popularmente dicen “Si Dios quiere, Dios mediante, primero Dios”, y sobre todo, los jóvenes, cómo pueden reconocer que algo es voluntad del Señor.

Discernimiento

El numeral 287 de la exhortación apostólica post sinodal Christus Vivit, nos enseña que, para discernir la propia vocación, hay que reconocer que esa vocación es el llamado de un amigo: Jesús. A los amigos, si se les regala algo, se les regala lo mejor. Y eso mejor no necesariamente es lo más caro o difícil de conseguir, sino lo que uno sabe que al otro lo alegrará. Un amigo percibe esto con tanta claridad que puede visualizar en su imaginación la sonrisa de su amigo cuando abra su regalo. “Este discernimiento de amistad es el que propongo a los jóvenes como modelo si buscan encontrar cuál es la voluntad de Dios para sus vidas”, dice el Papa a través de este documento.

Alejandra Torres, animadora juvenil de la Parroquia Cristo Resucitado, de Tegucigala, considera que, “para que el joven comprenda la voluntad de Dios debe tener un primer encuentro con Él, ya que vive cada día llenándose de muchas cosas del mundo, pero llega a tal punto de sentirse vacío y es en ese proceso donde nosotros debemos de acompañarle y guiarlos para que puedan ver donde los lleva su voluntad y a dónde los puede llevar la voluntad de Dios”.

Dilcia López, integrante del movimiento Alianza de Amor, opina que, lo más importante como joven es reconocer a Dios como mi Padre, sabernos hijos amados por Él. “En la medida que nosotros nos reconocemos hijos de Dios y sabemos el significado que tiene ser hijos, comprendemos que quiere protegernos y nos dice que haga esto, lo otro y cómo identificar la voluntad de Dios, solo con la guía del Espíritu Santo”.

1 Discernimiento

Se convierte en un instrumento de lucha para seguir mejor al Señor. De ese modo, el deseo de reconocer la propia vocación adquiere una intensidad suprema, una calidad diferente y un nivel superior, que responde mucho mejor a la dignidad de la propia vida. Porque en definitiva un buen discernimiento es un camino de libertad que hace aflorar eso único de cada persona.

2 Silencio

Para conocer la voluntad de Dios se requiere espacios de soledad y silencio, porque se trata de una decisión muy personal que otros no pueden tomar por uno: Si bien el Señor nos habla de modos muy variados en medio de nuestro trabajo, a través de los demás, y en todo momento, no es posible prescindir del silencio de la oración detenida para percibir mejor ese lenguaje.

3 Conciencia

La formación de la conciencia permite que el discernimiento crezca en hondura y en fidelidad a Dios: Formar la conciencia es camino de toda una vida, en el que se aprende a nutrir los sentimientos propios de Jesucristo, asumiendo los criterios de sus decisiones y las intenciones de su manera de obrar, indica el Papa.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA NUMERAL 2826

Por la oración, podemos “discernir cuál es la voluntad de Dios” y obtener “constancia para cumplirla” (Hb 10, 36).

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