La perpetuidad del milagro de Bolsena

Un suceso que se entendió como un evento santo, lo que hizo que se estableciera como fiesta litúrgica del Corpus Christi.

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Cuenta la tradición, en el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena, en Italia, al pronunciar las palabras de consagración y romper la Hostia consagrada, brotó sangre. Este suceso se conoce como “el milagro de Bolsena” y se entendió como un evento santo, lo que hizo que se estableciera como fiesta litúrgica del Corpus Christi.

Corpus Christi, en latín significa cuerpo de Cristo, es una fiesta de la iglesia católica para celebrar la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Con ella se trata de recordar la institución de la eucaristía, que tuvo lugar el Jueves Santo, durante la última cena.

Conmemoración

Se celebra sesenta días después del Domingo de Resurrección, es decir, el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad que tiene lugar el domingo posterior a Pentecostés. La fiesta surgió a finales del siglo XIII en Lieja, Bélgica, cuando a la religiosa Juliana de Cornillon se le ocurre la idea de la Exposición y Bendición del Santísimo y anhelaba una fiesta en su honor e hizo conocer sus ideas a Obispo de Lieja. El obispo de esta ciudad, Roberto de Thorete, quedó favorablemente impresionado y estableció una fiesta en honor de la Eucaristía.

¿Por qué celebramos Corpus Christi?

Esto obedece a que el Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad. Además, que con reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. Sin embargo, por la situación actual este año no habrá manifestaciones públicas en las calles.

En 1247 se celebró la primera fiesta del Corpus Christi el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad

Con esta celebración, los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

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