Todos tenemos derechos, porque Dios nos ve como hijos suyos y al ser buenos samaritano, se inicia una misión que conlleva a realizar actos de amor. Es allí donde precisamente no es extraño llevar a nuestra mente la frase del Evangelio que nos invita a estar cerca de los que están encerrados en la cárceles por alguna u otra razón: “Estuve preso y me fuiste a visitar”.
En una iniciativa de la Pastoral Penitenciaria, bajo la responsabilidad del padre Raimundo Osorto como coordinador de esta agrupación y el vicario Juan Pablo Cantor Munguía, actual responsable de la Pastoral de la Salud, se ha logrado hacer varias visitas con frecuencia a la granja penal de Olancho, con el deseo de compartir momentos alegres y, desde luego, disfrutar la celebración de la Santa Eucaristía todos los jueves de cada semana, lo que ayuda a contribuir a tener una paz espiritual a cada uno de los privados de libertad. De igual forma se logró también disfrutar con ellos una convivencia que incluyó un almuerzo, el cual fue disfrutado al máximo por los internos, porque, gracias a Dios, se logró conseguir con mucha ayuda para que tuvieran en abundancia.
El padre Juan Pablo asegura que “Cuando uno llega a la granja penal no es un extraño, siempre somos bienvenidos”. Al mismo tiempo, el presbítero asegura que esta visitad fue de mucha alegría y de involucramiento tanto de la Pastoral Penitenciaria como la de la Salud. “Hasta una carta nos hicieron llegar para dar a conocer su agradecimiento y hay una frase que es muy bonita y que nos compromete al leerla ya que ellos escriben que es ‘Cuando la Iglesia Católica viene, nos llueve parejo a todos’”, manifestó el presbítero. A esta visita se sumaron también exprivados de libertad para compartir, ya que ellos conocen el ambiente y saben que esta comunidad es muy solidaria.
