La maternidad es un puente para alcanzar la santidad

A lo largo de la historia, muchas mujeres que han sido madres llegaron, por su labor, hasta los altares

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Decía Santa Teresita del Niño Jesús que “La obra más hermosa de Dios es el corazón de una madre”, una reflexión que nos hace ver la particular predilección del Creador por las mamás, tanto así, que hasta Él mismo quiso tener una en la tierra y también compartirla con todos.

Muchas virtuosas mujeres, han alcanzado la santidad viviendo en plenitud su maternidad a ejemplo de la Santísima Virgen María, entre ellas podemos destacar a Santa Gianna Beretta que prefirió morir de cáncer antes que abortar a su hijo, Santa Mónica que oro durante muchos años por la conversión de su hijo, Santa María Celia Guérin, mamá de cinco hijas, entre ellas, Teresita del Niño Jesús y Santa Brígida quien junto a su hija Catalina, cultivaron la santidad. Todas ellas madres ejemplares que vivieron su vocación plenamente.

El padre Ovidio Rodríguez, párroco de la comunidad Divino Niño, destaca la figura de las madres a la luz de las palabras de San Pablo que decía “Llevar una vida oculta, escondida en Dios” es decir, una vocación bien vivida, en completa plenitud, santifica. El presbítero, recuerda el papel de tantas madres que viven santamente en su cotidianidad porque también destaca que no existe momento donde los seres humanos nos asemejamos tanto a Dios que al momento de dar vida.

El mejor ejemplo de maternidad a lo largo de la historia lo da la Virgen María, quien a su corta edad aceptó los planes de Dios y dio ese “Sí” que transformó la humanidad. Fue ella, quien encarnó el Verbo, quien le acompañó en su niñez aún y cuando se escapó en el templo para dedicarse a las cosas de su Padre, estuvo con Él en todo el camino de la cruz hasta verlo morir. Ella, en su humanidad, sintió el inefable dolor de ver morir a su Hijo, pero con la conciencia que desde que dio su respuesta a Dios, estaría dispuesta a vivir en libertad todo lo que eso implicaba, incluso, verle morir de esa manera.

1 Fe

Las madres son un santuario de fe porque con el hecho de aceptar la vida dicen sí a todas las molestias, incomodidades, sacrificios, adversidades y dolores que esta vocación supone.

2 Pureza

El amor más puro se ve reflejado en la entrega de las madres, llamadas a imitar siempre a la Santísima Virgen María en su noble labor.

3 Amor

Las madres aman de manera desmedida a sus hijos a pesar de quienes sean, siguen el ejemplo que nos dejó el amor Jesucristo en la cruz, amar hasta el extremo.

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