La Arquidiócesis de Tegucigalpa avanza decididamente en el proceso de preparación hacia la Santa Misión 2026, para revitalizar el espíritu misionero en clave sinodal: una Iglesia que camina, escucha, anuncia y sirve unida. Esta gran misión busca llegar a los más alejados, ir a tierra adentro donde un sacerdote no llega, ahí estará el laico tocando las puertas y de esa manera formar nuevas comunidades.

Avances
El Padre Juan Ángel López, sacerdote de la Arquidiócesis de Tegucigalpa explicó que actualmente se continua en esa formación y es posible se extenderá mediante modalidad digital, donde lo importante es profundizar esos tres pilares fundamentales: espiritualidad, apologética y pedagogía misionera, que es lo que recientemente se dialogó.
3 de febrero
Será el envío a nivel nacional y el cierre de la misión a nivel general será en la Fiesta de Cristo Rey. Para el mes de octubre de este años se hará el jubileo misionero en Roma
Según el plan, para el tres de febrero se efectuará el envío misionero nacional, y en el caso de la Arquidiócesis se realizará un “Pregón” es decir el anuncio oficial de lo que está por venir esa noticia se hará en la fiesta de la epifanía.
Testimonios
En tanto el presbítero Gerardo Vallecillo, subraya, que toda misión se fundamenta en la oración, pero también en una preparación seria. Recordó que el primer taller giró en torno al kerigma, el anuncio de Cristo vivo, y que esta segunda fase busco fortalecer el espíritu misionero en clave sinodal, es decir, en comunión, escucha y unidad. En la misma línea, el presbítero José Luis López, señala que esta etapa exige compromiso y dedicación: “No vamos en nombre propio, vamos en nombre de Cristo”. Insistió en que la oración debe ser el motor de todo misionero, porque “misioneros flojos no quiere el Señor”. Para Luz Matamoros y Dilcia Rodríguez, para ellas, misionar es servir desde el encuentro con Dios, con humildad y gratitud, sabiendo que es el Señor quien guía y sostiene este camino y por lo tanto siguen con ese proceso de formación.
Preparativo
Preparación sólida y progresiva, donde la misión se construye paso a paso, con talleres, formación, conformación de equipos por decanatos y parroquias, y un itinerario espiritual que prepara el gran envío nacional.
El Espíritu Santo
La oración, la espiritualidad y el kerigma son el alma de la misión. Cada misionero, sacerdote o laico, está llamado a ser instrumento del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio con alegría y valentía.