Cuantas veces se escucha que la educación actual no es la misma que la de tiempos pasados, se debe tomar en cuenta que la educación es un proceso que está en cambio constante, donde influyen en los estudiantes los padres de familia, los valores y la rigurosidad del docente.
La educación en el siglo XXI es un reto para los docentes que, en la mayoría de los casos, los estudiantes viven en sus hogares situaciones difíciles, desintegración familiar y poco interés por parte de sus padres debido al trabajo. Esto genera un hogar aislado de la comunicación. Es necesario destacar el acceso de la tecnología a temprana edad, que entorpece el afecto y la convivencia familiar.
Es importante mencionar la importancia de los valores en los hogares, donde se dejan de practicar, tomando como excusa que el docente es quien debe enseñar todo lo relacionado con valores y áreas curriculares.
Se debe dejar claro que el docente es guía y luz en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y que son veedores de la práctica de valores que en casa se deben inculcar. Es necesario que se involucren los padres de familia, el estudiantado y los docentes para formar ese trinomio que ayude al desarrollo de una sociedad funcional en todos sus sentidos.
Un aporte fundamental que se debe dar en los hogares es el amor a Dios, como fuente única de sabiduría y entendimiento en la vida, para que todo ser humano sea comprometido.
Invitar a los estudiantes y padres a que practiquen siempre el respeto, compromiso, dedicación a sus estudios, recalcar a los docentes que son una pieza clave para los estudiantes y brindar orientación a los padres de familia. Solo así será un éxito total este pilar fundamental llamado Educación.
