En Cuaresma, una de las prácticas que se nos invita a realizar es la confesión (el sacramento de la Penitencia) es una invitación a dirigir nuestra vida en dirección hacia Dios.
Hay veces que el pecado se debilita en nuestra vida y aparece la luz de Dios en nuestra alma… En esos momentos hay que correr y ponerse en las manos de Dios y decirle aquello de “Padre he pecado contra el cielo y contra ti ya no merezco llamarme hijo tuyo…” y cuando sentimos esto en nuestro corazón debemos buscar el sacramento de la confesión.
Para confesarnos debemos seguir los siguientes pasos:
1.- Examen de conciencia
Pensar los pecados que he cometido desde la última vez que me confesé.
2.- Dolor de corazón (arrepentimiento)
Estar de verdad arrepentido de los pecados que he cometido.
3.- Propósito de la enmieda (cambiar)
Intentar no volver a cometer más los pecados que ahora me voy a confesar.
4.- Decir los pecados al confesor
Decirle los pecados al sacerdote.
5.- Cumplir la penitencia
El sacerdote le dará algunos consejos provechosos para su vida cristiana y le dirá que rece o hagas algo en señal de arrepentimiento. Como hace mucho tiempo que no se confiesa, lo mejor es que cuando vaya a confesarse le diga al sacerdote: “Hace mucho tiempo que no me confieso. Ayúdeme a hacer una buena confesión.” Tenga la seguridad que le acogerá y ayudará como un hermano en la fe. Ánimo y no tenga miedo.