La Confesión contribuye a prevenir los malos hábitos en los niños

Corresponde a los padres y a los sacerdotes promover la confesión de los niños, con el deseo de formar sus conciencias y facilitar su crecimiento en la fe y el amor al Señor.

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Fuente: lexicon: En la Iglesia latina se desarrolló la tradición de administrar a los niños la Comunión una vez que alcanzaran el uso de razón y un cierto conocimiento del sacramento, pero previo a este acontecimiento, deben atravesar por un tiempo de formación y llegar a su primera Confesión.

Si desde pequeños se les enseña a acercarse a la reconciliación, de grandes no tendrán el problema de hacerlo con frecuencia.

Existen algunas dudas ya que se discute que la vida cristiana de los niños tiene que ser alimentada y fortalecida por la gracia a partir del momento en que tienen uso de razón y que eso se lleva a cabo primera y principalmente por la Eucaristía, no por la Confesión, porque, según criterios, en la Misa se perdonan los pecados leves, por lo tanto, según ellos, no haría falta ofrecer y menos aún exigir, la Confesión a los niños antes de la edad en que se supone que pueden comenzar a cometer pecados más graves que es entre los 10 o 12 años, pero  la el sacramento del Perdón confiere una gracia específica que la vida cristiana también necesita. El Catecismo de la Iglesia Católica dice que asistir frecuentemente a este acto, ayuda para crecer en la vida cristiana.

El problema que conlleva esto, es que si un niño no tiene un sano hábito de confesarse de vez en cuando, es más que probable que con el tiempo se acostumbre a recibir la Comunión sin examinarse con cuidado. Además, la gracia sacramental previene de los pecados más graves. Si el niño está preparado para apreciar la importancia del sacramento de la Comunión y su significado de encuentro con el Señor, también puede captar el contenido sacramental del perdón en la Confesión. 

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