En el Mes de la Biblia, es vital recordar que la Sagrada Escritura no es solo un libro antiguo, sino una guía viva y eficaz para nuestra vida diaria. Diversas voces en la Iglesia, desde obispos hasta seminaristas, nos recuerdan la importancia de acercarnos a la Palabra de Dios con una actitud de apertura, fe y discernimiento. Monseñor Henry Ruiz, Obispo de la Diócesis de Trujillo, enfatiza la necesidad de abrir nuestros oídos y corazones para escuchar a Dios, quien sigue hablando a su pueblo. “Dios no deja de hablar a su pueblo, como lo hizo con Abraham, Moisés, los profetas y Jesús. Debemos pedir al Espíritu Santo que nos ilumine para comprender el mensaje divino y evitar malinterpretaciones”, afirma Monseñor Ruiz.
Guía
Él resalta que, sin la guía del Espíritu Santo, es fácil confundir o distorsionar el mensaje de la Biblia. Además subraya que la Palabra de Dios es un vínculo constante entre el Creador y sus hijos, que nos llama a vivir en comunión con Él y con los demás, cultivando una relación íntima y diaria con el mensaje divino que nos guía hacia la salvación.
El Padre Eduardo Mancias, Párroco de la comunidad El Calvario de Tegucigalpa, aña- de que la Iglesia, como madre y maestra, ofrece un discernimiento valioso para interpretar la Biblia correctamente, expresa que septiembre “Es un mes para profundizar en el mensaje de la Palabra de Dios bajo la espiritualidad de la Lectio Divina, para no perder de vista el verdadero significado y aplicarlo correctamente en nuestras vidas”. El Padre Mancias también destaca que la Palabra de Dios, nos ayuda a mantenernos firmes en la fe y a no dejarnos llevar por interpretaciones personales que podrían desviar su verdadero sentido. Esto, según él, es esencial para mantener la unidad y la fidelidad al Evangelio en la vida cristiana.
Por su parte, el Padre Alberto Enamorado, Párroco de la comunidad Divina Providencia de Tegucigalpa, subraya que la Biblia es un libro de vida, inspirado por el Espíritu Santo para revelarnos el proceder de Dios en la historia humana. “No basta con tener el texto en nuestras manos; debemos interpretarlo desde el contexto salvífico, evitando acomodar su mensaje a nuestros intereses personales”, advierte el Padre Enamorado. En este sentido, este joven presbítero recalca la importancia de la formación bíblica continua, que permita a los fieles entender el contexto histórico y cultural en que fueron escritos los textos sagrados, facilitando así una lectura más rica y profunda que nos acerque verdaderamente al misterio de la fe.
Lectura
Desde el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa (SMNS), el seminarista Jorge Martínez reflexiona que “Leer la Biblia es acercarnos al misterio de Cristo, la Palabra hecha carne, y cualquier interpretación fuera de este misterio se vuelve incompleta”, explica Martínez. Para Martínez, el Mes de la Biblia es una oportunidad para renovar nuestro compromiso de vivir conforme al Evangelio, permitiendo que la Palabra de Dios moldee nuestra vida y nos guíe en nuestro caminar diario. Por su parte, David Arévalo, también seminarista en el SMNS, destaca que el Mes de la Biblia es un momento de unión para todos los cristianos, así mismo resalta que la Biblia es una historia de amor y fidelidad de Dios hacia la humanidad, que nos muestra que, a pesar de nuestras infidelidades y pecados, Dios permanece fiel. Arévalo invita a todos los creyentes a vivir este mes como una oportunidad para fortalecer su relación con Dios, alimentándose de su Palabra y dejando que esta transforme su vida desde el interior.
El Mes de la Biblia nos invita a escuchar y discernir la Palabra de Dios con humildad y reverencia, reconociendo que es a través de ella que Dios continúa guiando y salvando a la humanidad. La correcta interpretación de las Escrituras no solo nos enriquece espiritualmente, sino que nos permite vivir conforme al plan divino, siendo mejores seres humanos y cristianos.
Septiembre Mes de la Santa Biblia
En este mes, la Iglesia Católica llama a la población a reavivar su compromiso con la Palabra de Dios, en una realidad que cambia constantemente y que es necesario sembrar en ella la semilla del Evangelio, para que el mensaje de Jesús llegue a todas las naciones.