En la Eucaristía del primer Domingo de Cuaresma, el padre Carlo Magno Núñez, rector de la Basílica de Suyapa, al leer la homilía del Cardenal Óscar Andrés Rodríguez, hizo referencia a las tentaciones, tema central para este domingo y advirtió que “Las tentaciones de Jesús son las tentaciones de todo ser humano. Son las tentaciones del tener, del placer sin reglas morales y del poder. Son las tres esclavitudes capitales y son también experiencias humanas universales. Jesús vivió nuestra condición humana tal como es, con sus límites, carencias, tendencias, pero las vivió filialmente, es decir, en docilidad al Padre.  Jesús no es un “superman”, eso falsearía su condición humana y el misterio de la encarnación”.

La primera tentación es: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan  en pan”. El “diablo” lo invita a dar una orden. “Di que estas piedras se conviertan en pan”. Rodríguez en su homilía indica que el diablo propone a Jesús que ponga sus fuerzas de Hijo de Dios para satisfacer su hambre, que utilice a Dios en su propio beneficio. “No es solo la tentación del tener, del consumo, del materialismo, sino de querer manipular a Dios. Jesús sabe que la solución del diablo, resulta perversa: abandona a los hombres en manos de su lucha por el pan, les encierra en su necesidad económica, para que ellos vendan así su dignidad, por alimento o por dinero”. El cardenal agregó que “Necesitamos el sentido de la vida y la esperanza que nos hace vivir. No podemos reducir nuestra vida humana a lo económico, a lo material. El ser humano es algo más, se sobrepasa a sí mismo, lleva un anhelo de Vida en su corazón”. 

En la segunda tentación el diablo lleva a Jesús al alero del templo: “Tírate abajo porque está escrito: a sus ángeles ha dado órdenes para que cuiden de tí”. Es la tentación del triunfalismo y del éxito por encima de todo. Es la tentación de la teatralidad, del espectáculo y de la ostentación. Como si le dijera: “gana prestigio para que la gente crea en ti.” Cualquiera que quiera tener éxito necesita una buena campaña de imagen. Por eso, todos los políticos y los directores de empresas necesitan asesor de imagen.

La respuesta de Jesús es contundente: “No tentarás al Señor, tu Dios”. Es una respuesta llena de sabiduría, que corta de manera radical con la tentación de dejarse llevar por el afán de protagonismo, por la necesidad de ser importante, por la búsqueda de lo prestigioso, el deseo de deslumbrar a la gente… Lo suyo será la fidelidad al Padre vivida hasta el final.

La tercera tentación es la más grave: “Mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor, le dijo: todo esto te daré si te postras y me adoras”. Al ver que Jesús ha rechazado el manipular a Dios, que ha rechazado también la gloria, ahora le propone el poder absoluto, ya en plan descarado, sin rodeos, sin limitaciones. Es la tentación de la ambición del poder, tan enraizada en el ser humano. Se trata de un mesianismo político para dominarlo todo.

Jesús rechaza radicalmente la tentación de la ambición del  poder: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo darás culto”. Lo más sorprendente de esta tentación es descubrir que la ambición del poder no pertenece a Dios, sino al “diablo”, y que, por tanto, “ese poder”, no sirve para extender y para construir el Reino de Dios, sino para todo lo contrario… Quiere decir que no hay que hacerse “ídolos” y centrar nuestra vida en Dios. Cuando “el tentador” abandona la escena, “se le acercan los ángeles y le sirven”. Esta expresión, pone de relieve la certeza del amor de Dios, de su cercanía, eso significa que ”se le acercan los ángeles y le sirven”.

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