En el contexto del II Domingo de Pascua o dedicado a la Divina Misericordia, el Papa Francisco presidió la Santa Misa en la Iglesia Espíritu Santo de Sassia, donde se recordó la figura de San Juan Pablo II y su importancia para la propagación de esta devoción.
El Santo Padre, invitó a comprender la realidad de la resurrección, dijo: ”Jesús no da una paz que quita problemas del medio, sino una paz que infunde confianza dentro. No es una paz del exterior sino una paz del corazón”. Además, el Papa meditó en lo que produce el Resucitado al decir que ”la resurrección suscita la misión. No es tranquilidad, no es comodidad, es salir de sí mismo.
”Solo Él con su misericordia nos hace salir de nuestras miserias más profundas”, El Sumo Pontífice, dio realce y valor al Sacramento de la Reconciliación y cómo este, nos ayuda a disfrutar la misericordia infinita de Dios, dijo: ”es el Sacramento que vuelve a levantarnos, que no nos deja tirados, llorando contra el duro suelo de nuestras caídas. Es el Sacramento de la Resurrección, es misericordia pura”. acuñó.
”No vivamos una fe a medias, que recibe pero no da, que acoge el don pero no se hace don”, concluyó diciendo Francisco: ”dejémonos resucitar por la paz, el perdón y las llagas de Jesús Misericordioso. Y pidamos la gracias de convertirnos en testigos de la misericordia”.
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