I.A.: La delgada línea entre la ética y la moral

Las siglas de Inteligencia Artificial, cada vez resuenan en nuestros oídos como una opción para hacernos la vida más fácil, pero ¿A qué costo?

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Según el sitio web Wikipedia, la Inteligencia Artificial (I.A.), en el contexto de las ciencias de la computación, es una disciplina y un conjunto de capacidades cognoscitivas e intelectuales expresadas por sistemas informáticos o combinaciones de algoritmos, cuyo propósito es la creación de máquinas que imiten la inteligencia humana para realizar tareas y que pueden mejorar conforme recopilan información.

En pocas palabras, es un sistema que aprende día a día o cada cierto tiempo de la forma de pensar y actuar de los seres humanos para replicarlas, ya sea en computadoras, dispositivos móviles y en el campo de la robótica. Este podría ser un tema un poco incomprendido en una sociedad en donde solo el año pasado se cerró con 1 millón 65 mil niños, niñas y adolescentes excluidos del sistema educativo en los niveles de pre básica, básica y media, según el más reciente reporte de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ). Esto representa un aumento de 22 % entre el 2014 y el 2022.

Preocupación

Lo más popular en el sistema educativo nacional, en todos los niveles, es una aplicación llamada Chat GPT, una plataforma a la que se le puede pedir que se haga un informe sobre un tema en específico y el programa, utilizando información de toda la Internet, crea un texto que no está subido en ninguna plataforma, haciendo creer que fue el estudiante quien lo ha escrito. Esto mantiene en alerta de los educadores quienes son los que a diario asignan tareas a los cientos de alumnos. En la actualidad existen herramientas más avanzadas para poder detectar este tipo de “ayudas” que al final se convierten en una “forma sencilla” de realizar los deberes diarios, pero como la I.A. cada día aprende nuevas cosas, se hace más indetectable.

La licenciada en pedagogía Claudia Alejandrina Fernández, opina que esto es un arma de doble filo, porque, así como puede ayudar a tener una idea resumida de un tema, puede convertir a los estudiantes en alumnos mediocres que dejen todo a una máquina y pierdan el interés de investigar un tema por su propio esfuerzo.

“El uso de la Inteligencia Artificial en la educación, puede tener beneficios significativos, como la personalización del aprendizaje y la retroalimentación inmediata. Sin embargo, es esencial abordar los desafíos relacionados con la privacidad, el respeto a los derechos de autoría por parte de los estudiantes, la interacción humana y los posibles sesgos para garantizar que esta se utilice de manera ética y efectiva en el entorno educativo”, apuntó la licenciada Fernández y al mismo tiempo aporta que “estas herramientas son capaces de realizar todo el trabajo académico por los muchachos, a pesar que de igual forma existen aplicaciones que permiten verificar la autoría de trabajos y documentos, pero como es una herramienta que día a día aprende más, a nosotros como maestros no nos permitirá garantizar que el conocimiento sea adquirido por cada estudiante” Por otra parte la pedagoga manifestó su preocupación al decir que “es inquietante pensar que las nuevas generaciones lleguen a apoyarse demasiado en dicha herramienta y los resultados a futuro en todos los ámbitos, debido a ello, sean desastrosos”. Esto es apoyado por la licenciada Danira Vaquedano, quien no ve del todo malo la herramienta Chat GPT, porque “En la actualidad ha ayudado a mejorar el uso de la tecnología para la enseñanza y el aprendizaje en la educación, sin embargo, esta debe de utilizarse de manera correcta por parte de los estudiantes, ya que les ayuda a hacer y redactar ensayos, tareas automatizadas y precisas, pero no al desarrollo y análisis de problemas o casos de estudios”.

Despersonalización

El padre Javier Martínez, experto en temas de moral y ética, tiene un punto de vista muy claro en torno al uso de este tipo de herramientas y expresa que “La sabiduría es un don de Dios y debemos de tener cuidado, porque cuando el hombre intenta sobrepasar la figura de su creador al sentirse autónomo o autosuficiente y queriendo con la I.A. ocupar el lugar del Padre Celestial, se puede caer en un problema ético y moral”.

1 Limitantes

Los sistemas de inteligencia artificial dan resultados sesgados. La tecnología de los motores de búsqueda no es neutral, ya que procesa macrodatos y prioriza los resultados con la mayor cantidad de clics dependiendo tanto de las preferencias del usuario como de la ubicación.

2 Determinaciones

Las decisiones basadas en la I.A. son susceptibles de inexactitudes, resultados discriminatorios, sesgos incrustados o insertados. También surgen nuevas preocupaciones por la equidad y el riesgo para los derechos humanos y otros valores fundamentales.

3 Propiedad

Necesitamos desarrollar nuevos marcos para diferenciar la piratería y el plagio de la originalidad y la creatividad, y reconocer el valor del trabajo creativo humano en nuestras interacciones con la IA. Estos marcos son necesarios para evitar la explotación deliberada del trabajo y de la creatividad de los seres humanos.

Uso medido y con ética

El Santo Padre ha señalado que “La tecnología es de gran ayuda para la humanidad y que el desarrollo de la inteligencia artificial y del aprendizaje automático tiene el potencial de aportar una contribución beneficiosa al futuro de la humanidad”. Sin embargo, advirtió que “este potencial sólo se hará realidad si existe una voluntad coherente por parte de quienes desarrollan las tecnologías de actuar de forma ética y responsable”. Para lograrlo, destacó que la tecnología debe centrarse en el ser humano y estar orientada al bien. El Papa Francisco invitó a los presentes a hacer “de la dignidad intrínseca de todo hombre y mujer el criterio clave para evaluar las tecnologías emergentes”.

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