El Señor en su Ascensión a los cielos, prometió a los apóstoles su permanente compañía a través de su Santo Espíritu y esta promesa se cumple en la Solemnidad de Pentecostés que se celebra a los 50 días de la Pascua. Al referirnos al Espíritu Santo, no puede dejarse de lado los frutos que recibimos si estamos dispuestos a vivirlos, porque son un medio de santificación.
El padre Rodolfo Varela, sacerdote de la Arquidiócesis de Tegucigalpa y quien previo a su formación sacerdotal perteneció a la Renovación Carismática, manifiesta que el Consolador, como es llamado, es tan generoso que derrama todos sus dones, frutos y carismas siempre, porque Dios no se deja ganar en bondad y generosidad, porque como dice en la Palabra de Dios, “Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia”. “Honduras lo que necesita hacer es abrirse al Espíritu Santo”, dijo.
Frutos
Los frutos del Espíritu Santo que Dios nos otorga son 12, entre ellos: amor, castidad, continencia, modestia, fidelidad, mansedumbre, bondad, benignidad, longanimidad, paciencia, paz y alegría. Estos, ya han sido confiados a nuestro país, sin embargo, no han sido bien recibidos, sino no lamentaríamos la realidad que acontece donde predomina la desigualdad, injusticia y corrupción, todo lo contrario, a los frutos, esto es el resultado de no estar abiertos a la inspiración de Dios. De igual manera, Irma López, miembro de la Renovación Carismática Católica (RCC), expresa que “El amor es el principal fruto que debe predominar dentro de nuestra sociedad, porque si tanta falta hace a veces en nosotros, los mismos cristianos, cuánto más en los que están lejos de Dios o los que no le conocen”.
El Señor en sus palabras mencionaba a sus discípulos en que la manera en que ellos iban a lograr que los demás se acercaran es cuando lograran ver cuánto se aman: “Cuando vean cómo se aman vendrán los demás”. El amor debe predominar, si en verdad nos amaramos no nos limitaríamos y no sucedieran tantas cosas. Dominio de nosotros mismos, acompañado de la prudencia, actuar en el momento cómo debemos hacerlo. Escuchar, callar como la Virgen que todo lo guardaba en su corazón. La alegría uno de los frutos importantes para vivir con entusiasmo, disfrutar la vida. La caridad, necesitamos salir de nosotros mismos, ser capaces de ayudar, extender la mano al caído, de ayudar al que necesita, compartir lo que tenemos. A veces somos tan egoístas que no somos capaces de desprendernos.
El padre Rodolfo reitera que si empezamos a aplicarlo los dones, frutos y carismas vamos a comenzar a actuar a sentir, pensar y evangelizar como Jesús lo hacía y Honduras será otro país.