El credo de los apóstoles, que se reza cada domingo en la Eucaristía, nos enseña que Jesús “fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos”, siendo esto, un punto toral de la fe. Al mencionar que, descendió a los infiernos, El catecismo de la Iglesia Católica explica en el numeral 633 que, “La Escritura llama infiernos, sheol, o hades a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios”. En la actualidad, inmersa en una crisis en todos los niveles, muchos todavía, por el pecado, siguen privados de esta visión de Dios y la resurrección del Señor, debe provocar esa renovación interior, este nuevo comienzo, que debe llevarnos a resucitar con el Señor.
Muerte
Es imposible no pensar en lo deteriorado que esta nuestra sociedad, al contemplar como en este 2023, han incrementado las muertes violentas, teniendo nueve homicidios múltiples, así como acciones funestas como la aprobación de la PAE y el irrespeto de la vida.
Pablo César Pérez, coordinador nacional del movimiento Juan XXIII, lamenta que, hay que expresarse acerca de la cultura de la muerte, “Porque siempre vamos a encontrar que impera la muerte, pero que se vea una sociedad marcada por algo que sucede a diario a través de situaciones violentas, es difícil aceptar esa realidad a la cual nos han sometido o nos han hecho que lo miremos como natural, parte del diario vivir”, indicó. Pérez resalta que, debemos de llegar a esas personas que fomenta la violencia y procurar a través de la resurrección el mandato del Señor, “No matarás, cada una de estas personas se merecen una oportunidad y hemos visto la acción de Dios cuando alguien que se dedicaba a matar, que pertenecen a las pandillas, como han tenido una verdadera conversión que ha marcado la vida de cada uno de nosotros”.
El sicario también es hijo de Dios, el pandillero también es hijo de Dios, es nuestro hermano, él también necesita de Jesucristo, necesita de nuestro amor, hay mucha gente a quien ni siquiera se le ha hablado de Jesús, no han tenido la oportunidad de acercar- se a una Iglesia, a un verdadero cristiano que predique con su testimonio, con su vida.
Resurrección
El padre Carlos Rubio, párroco de la comunidad Nuestra Señora de la Visitación, explica que este tiempo pascual va está encaminado a fortalecer, cuidar la vida y que resplandezca la vida de Dios en cada uno. “Solo el poder de Cristo Resucitado, solo el Espíritu de vida es que puede transformar la cultura de la muerte, porque no solo es muerte en sí misma, sino el pecado que nos lleva y nos ata al sepulcro. El egoísmo, la envidia, el rencor, el resentimiento, la indiferencia y todo aquello que atenta contra la vida y la dignidad de las personas y la fraternidad”.
“Solo el poder de Cristo Resucitado, solo el Espíritu de vida es que puede transformar la cultura de la muerte, porque no solo es muerte en sí misma, sino el pecado que nos lleva y nos ata al sepulcro. El egoísmo, la envidia, el rencor, el resentimiento, la indiferencia y todo aquello que atenta contra la vida y la dignidad de las personas y la fraternidad”.
El presbítero profundiza en las acciones que hay que realizar al mencionar que, “a eso debemos darle muerte reinando Cristo resucitado entre nosotros y en nuestras relaciones. Cristo es vida y nos quiere vivos a todos, por una cultura de la vida, por una cultura de la paz, del bien, debemos esforzarnos, que ese sea el regalo del Resucitado, la paz, la justicia, la verdad, el amor y la vida misma que nos infunde Dios, donde todos podamos cuidarnos y ayudarnos a vivir una vida digna según la vocación que todos hemos recibido”. El teólogo Carlos Moreno, seña- la que, “También hoy nosotros estamos invitados a dar testimonio de que somos seguidores del Resucitado, siendo, sobre todo, proclamadores de la Esperanza, del amor y de que tiempos mejores pueden venir para nuestras familias, tenemos que luchar contra una cultura de la muerte, que sobre todo quiere posicionarse en nuestros niños, en nuestros jóvenes y quiere destruir los pilares de la sociedad, el matrimonio y la familia”.
Debemos mantenernos en mucha oración, pidiendo por todos aquellos que hacen el mal a través de la violencia y que termina en muerte. No debemos de perder de vista, aquellas familias que han perdido un ser querido, a través de la violencia, muchas de las cuales nos dan un gran testimonio al perdonar al asesino, al perdonar a aquella persona que nos arrebató a un familiar.