En la Eucaristía del XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez señaló que “El ser humano tiene hambre y sed más profundas que las de un alimento caduco y de una salud pasajera. El ser humano tiene hambre y sed de un amor infinito: hambre y sed de Dios”.
Asimismo, destacó que “En nuestra sociedad, muchas personas se mueven exclusivamente por el afán de acumular y de tener bienes materiales y de disfrutar de ellos al máximo… Esta ansia insaciable de poseer, de consumir y de gozar, acaba sofocando el anhelo más profundo de vida que llevamos dentro”. Hizo una dura crítica a la vida que quiere solamente el bienestar económico, porque provoca una vida superficial, que al final deja una honda insatisfacción y una ausencia de sentido de la vida.
“¡Cuántos seres humanos se secan y mueren en la soledad sin poder entrar en una verdadera comunión con Aquel que es la Fuente de la Vida!” recordó el Arzobispo de Tegucigalpa.
MES DE LAS FAMILIAS
En esta Eucaristía, también se inauguró el Mes del Matrimonio y la Familia, una oportunidad para valorizar más esta Iglesia doméstica, tan importante durante la pandemia. Sobre este día, el Cardenal dijo que “es el proyecto de Dios y no de ninguna ideología” por lo que llamó a todos los laicos a profundizar sobre esta temática. Añadió que “la ideología de género es una destrucción de la familia” y es por ello que se debe profundizar las raíces de los hogares cristianos. “hago un llamado a todas las familias cristianas para que en este mes podamos profundizar el proyecto de Dios y así vivirlo con mayor intensidad” concluyó.