“Este comenzó a construir y no ha podido terminar”

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Con el inicio del mes de la Biblia ponemos de nuevo hoy, querido lector, el alimento para el espíritu y el mejor adorno para la vida, la Palabra de Dios. Con este domingo volvemos a escuchar a Jesús que nos da las exigencias del seguimiento en pos de Él, remarcada por un podemos decir estribillo que resuena tres veces: “No puede ser mi discípulo”. A través de tres imágenes sucesivas pinta el rostro en negativo de su discípulo, dejando a sus oyentes el trabajo de pasar eso en positivo. De las tres imágenes me detengo en la última que es más densa en dos pequeñas parábolas, la del que construye y no termina y la del que va a la guerra y la ve perdida. En ambas breves parábolas el resultado radica en el no haber calculado con tiempo las implicaciones del construir o de ir al combate. La torre por construir quiere sugerir a una fortaleza, a un castillo, cuyos costos de construcción son sumamente altos, lo que implicaría calcular bien los mismos. Entonces ¿Qué sugiere para los discípulos de Jesús? La respuesta parece obvia: la empresa de seguir a Jesús no parece ser tan fácil, es una decisión que exige seriedad y determinación, madurez y capacidad, por lo que, los que oyendo su voz deseen seguirle, deben profundizar en lo que esto implica para no dar una respuesta con ligereza y superficialidad. En el proyecto de Jesús, Él no nos quiere para el fracaso sino para el éxito de saber que nos eligió para del don de su presencia y misión. Pero, ¿por qué tan exigente y claro su mensaje en estas pequeñas parábolas? Todo alude al mensaje precedente, seguir a Jesús, es tomar su cruz, es renuncia y desapego a todo afecto humano. A este respecto de la cruz, Mateo 10,38 dice que hay que “tomar”; Lucas en cambio, introduce el verbo “cargar” la cruz. Pero, consideremos por igual que en 9,23, este evangelista había expresado esta idea con el mismo verbo de Mateo, pero añadiendo un detalle significativo: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame”. La adhesión cristiana no es cosa de un día, de una reacción momentánea, se trata de aceptar la “vía crucis” de las exigencias cotidianas que nos hacen vivir y creer como lo escribía el filósofo Pascal, Jesús “está en agonía hasta el fin de los siglos”. La cruz es parte del seguimiento, pero sin olvidar que del viernes de pasión llegamos a la mañana gozosa de la resurrección, en donde el discípulo redescubre a su Señor, vivo entre los vivos.

Propósito de la semana:  Iré a hacer la lectura orante de la Biblia con alguna persona que lo puede asistir a la Iglesia

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