En medio de las luces brillantes, los regalos envueltos y la emoción contagiosa de la temporada navideña, la Iglesia Católica hace un llamado a sus fieles a reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad y a resistir la tentación del consumismo desenfrena- do. En un mundo impulsado por las compras y el materialismo, se nos recuerda que la Navidad es el nacimiento del Niño Jesús, por lo que debemos de evitar perdernos en la fiebre del gasto excesivo. Como sociedad y, sobre todo, como comunidad católica, estamos invitados a redescubrir la alegría de la simplicidad y la importancia de celebrar en familia.
“La Navidad no es solo una temporada de regalos, luces y decoraciones llamativas. Es un tiempo para recordar el regalo más grande de todos: el nacimiento de Jesús”, enfatiza la joven Gabriela Ferrufino, catequista, quien a su vez agrega que “es fundamental que nos enfoquemos en la esencia de esta temporada, compartiendo momentos significativos con nuestros seres queridos y reflexionando sobre el mensaje de amor y esperanza que trae consigo”.
Mundo
El consumismo desmedido no solo puede llevar a tensiones financieras, sino que también puede desviar la atención de lo que realmente importa. “La Iglesia destaca la importancia de encontrar un equilibrio entre la celebración y la reflexión, alentando a los católicos a tomar decisiones conscientes sobre cómo gastan su tiempo y recursos durante esta temporada festiva”, nos comparte Byron Morazán, de la Parroquia La Natividad en la ciudad de La Ceiba. “En lugar de caer en la trampa del exceso, se nos propone vivir este tiempo de una manera más significativa, centrada en experiencias enriquecedoras en familia. Desde la participación en eventos comunitarios hasta la realización de actividades solidarias, se nos anima a cultivar momentos que fortalezcan los lazos familiares y promuevan los valores cristianos”, expresó.
Este llamado a la reflexión y a la acción busca recordar a la sociedad que la Navidad no se trata solo de lo que está debajo del árbol, sino de las personas que tenemos a nuestro alrededor. Al enfocarnos en el amor, la unidad y la generosidad, podemos vivir verdaderamente el espíritu de este tiempo de alegría y darle al Niño Jesús el lugar central que merece en nuestras festividades.
Solidaridad
La Iglesia desde sus inicios ha procurado velar por los pobres, por las viudas y por los huérfanos, esto según lineamientos dejados en las Sagradas Escrituras, donde Jesús mostró su predilección en favor de este segmento poblacional. Marizela Turcios, coordinadora voluntaria de Cáritas Suyapa, afirma que “En esta época de navidad, caracterizada por una crisis económica, social y por diversas adversidades, actuar solidariamente debe llevarnos a crear y manifestar un espíritu, no solo que se refleje en el dar, sino más bien el darnos a los demás”. El Padre Juan Antonio Hernández, formador del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa, invita a acercarse al pesebre con la confianza de aprender.
“Debemos dejarnos iluminar con su humildad y ternura”, dijo el Presbítero. El Padre Javier Martínez, Párroco de la comunidad Cristo Resucitado, enfatiza que “La Navidad es un tiempo de alegría, un tiempo donde afloran las tradiciones, las costumbres, los colores, los platos más exquisitos y tradicionales; es un tiempo de las noches más iluminadas. La Navidad es pasar en familia, una noche para encontrarse, de compartir, de perdón y re- conciliarse. Es realmente un tiempo especial, esperado y deseado”. El Padre Luis Enrique Gutiérrez, Párroco de la comunidad Santa María Reina de Tegucigalpa, expresa que “Debemos dejar que el Señor entre a los más profundo de nuestras vidas, porque así, obtendremos la paz a cada corazón”.
Enseñanza
Entre pajas, rodeado de animales y sin nada que poseer, el ejemplo de la venida de Jesús, es un signo que no pierde vigencia y que se mantiene con todos los detalles conceptuales, de fe y de una espiritualidad que batalla ante el ruido del mundo en la época.
LOS FRUTOS DE LA NAVIDAD EN FAMILIA
Padre Juan Carlos Martínez, asesor de la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, manifiesta que “El pequeño Jesús, quiere permanecer en medio de nuestras familias, mostrando frutos de bondad, de amor y de paz. Su presencia misericordiosa y bondadosa, inunda de alegría nuestras vidas”. Como una oportunidad de encuentro con Cristo define el padre Martínez la Navidad, al decir que “debemos demostrar a todos al gran Dios que tenemos”.
NAVIDAD: MOMENTO DE REFLEXIONAR
1 Significado
Navidad, es la gran fiesta del ser humano como hombres y mujeres, reconociendo la existencia dada por Dios y proyectada en el Niño de Belén. Si bien el nacimiento del redentor debe centrarse en sí mismo, es también una mirada a la humanidad como regalo y don del Padre.
2 Salvación
El niño Jesús, es fiel reflejo de la ternura de un pequeño bebé, pero también, el inicio de una obra redentora que no será sencilla y que contrae el peligro, la traición y el miedo, todas estas circunstancias superadas luego por el Niño Nacido en Belén.
3 Anhelo
Marizela Turcios de Cáritas Suyapa, nos comenta que “Debemos empezar por crear un sentimiento de empatía con nuestro prójimo, especialmente en el mundo actual donde la pobreza es una condición común. Démonos la oportunidad de hablar sobre las necesidades de otros”.
4 Simbolismo
En el contexto de Honduras, una nación marcada por desafíos como la pobreza, la desigualdad y la migración, el mensaje del pesebre adquiere un profundo significado: Jesús eligió nacer en la humildad, entre los más sencillos.
5 Retos
En muchas comunidades hondureñas, la Navidad se vive desde la fe y la unión familiar, a pesar de las dificultades económicas. Las posadas, las novenas y las celebraciones litúrgicas son un recordatorio de que Jesús quiere nacer en cada hogar, especialmente en aquellos que enfrentan dolor o necesidad.
6 Perdón
La Navidad también es un llamado a la reconciliación y la justicia en un país que anhela paz. En medio de las divisiones sociales y los conflictos, Jesús nos muestra que el verdadero cambio comienza en el corazón.
7 Acercamiento
Celebrar la Navidad en Honduras es recordar que Jesús sigue siendo Emanuel, “Dios con nosotros”. Su presencia en medio de nuestras luchas y esperanzas nos impulsa a no perder la fe y a trabajar por un país más justo y solidario.
