La Iglesia está llamada a defender y luchar, pero no con las armas del mundo sino con las del Evangelio: la verdad, la justicia, la compasión y el bien común. Estamos llamados a ser luz en medio de las sombras, la misión de la Iglesia es hacernos cuerpo vivo de Cristo, es ser sus manos, pies y voz. Es caminar con aquellos que caminan lento, hablar por los que no tienen voz y así construir junto a ellos un camino de esperanza.

2026 AÑO que se ha decretado para la misión, en el que pondremos en acción todo lo que aprendió en el sínodo de la sinodalidad y el Año Jubilar de la Esperanza.

Misión

El Padre Santos Pablo Vásquez, Párroco de la Comunidad San Martin de Porres, expresa como la misión de la Iglesia en Honduras nos guía a ser una mejor nación, manteniendo viva una luz de esperanza: “En nuestro contexto particular que es Honduras tiene el papel de ser una formadora de conciencia. Debe iluminar la vida social, económica, la vida política. Ayudar a que los cristianos seamos conscientes de ser prójimos, ayudar y trabajar por el bien común, es ahí donde hay una esfera muy importante, que es la lucha y la defensa de la dignidad humana, del valor de la persona, ser la voz de los que no tienen voz, ser presencia de los marginados, ser esa iglesia que hace presente a los pobres y a todos los que sufren”.  Por su parte el Padre José Luis López explica como se puede ser misionero a ejemplo de Jesús y así hacer cumplir la misión de la Iglesia en el mundo: “La Iglesia nos llama, nos convoca, nos prepara y nos envía para que el anuncio del Evangelio llegue a cada rincón. Para ser un buen misionero tenemos que centrarnos en Jesucristo, tener una vida activa en la oración, sentirnos miembros de la Iglesia y crecer en comunidad”.

Servicio

Las misiones no solo se centran en la predicación, sino que también incluyen el servicio a las comunidades a través de la educación, la atención médica y el desarrollo social. Los misioneros trabajan incansablemente para mejorar las condiciones de vida, fomentar la paz y promover la justicia, llevando esperanza a quienes más lo necesitan.

“Queridos hermanos, esta es nuestra vocación como bautizados, por eso, hemos de transmitir lo que a su vez hemos recibido, para que todos lleguemos a ser uno en Cristo”

León XIV
 Papa
Enviados:El Documento de Aparecida llama a la Iglesia a vivir en "estado permanente de misión", impulsando a cada creyente a ser un discípulo misionero que irradie el Evangelio a los demás. Esta actitud de "salir para fuera" no busca "atraer gente", sino "encarnar el Evangelio" y llevar la buena noticia de Jesucristo a todas las personas, especialmente a los más alejados.

Labor: Cada creyente es llamado a ser un discípulo y misionero, y esto es una invitación a profundizar y enriquecer las motivaciones que los convierten en transmisores del mensaje de Jesús. Implica una apertura, un salir de la zona de confort para compartir el amor de Cristo y el Evangelio de manera tangible.

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