En misión | La Misión es encontrarse y convertirse a Jesucristo

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Una misión y un misionero que debe ver, escuchar, palpar a las personas y los ambientes, que es capaz de hacer camino con otros, para abrir senderos de misericordia, comprensión, consuelo, paz; que proclame un Dios que es totalmente Amor para todos sin exclusión.

A partir de 1955, cada cierto tiempo, los obispos de Latinoamérica y el Caribe se han reunido para compartir, reflexionar y responder a las necesidades de la Iglesia que peregrina en estas tierras. La última Conferencia Episcopal fue celebrada en Aparecida, Brasil, del 13 al 31 de mayo de 2007. En su documento conclusivo nos exponen la necesidad de que todos seamos Discípulos-Misioneros de Jesucristo. Siendo lo primero ser discípulos respondiendo a las palabras de Jesús: “Vengan y lo verán” (cf. San Juan 1, 39a), “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida” (cf. San Juan 14, 6a).

“El discípulo es alguien apasionado por Cristo a quien reconoce como el maestro que lo conduce y acompaña” (cf. Documento Aparecida n° 277) Dicho documento ofrece 5 aspectos fundamentales para un proceso de formación para que seamos discípulos-misioneros (ver Documento Aparecida n° 278), a saber: a) El Encuentro con Jesucristo: “Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: «¿Qué EN MISIÓN | buscan?» Le contestaron: «Rabbí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»” (San Juan 1, 38), pero es el Señor quien los llama: “Sígueme” (cf. San Mateo 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana.

Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del Kerygma y la acción misionera de la comunidad. El kerygma no es solo una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en la madurez del discípulo de Jesucristo. Sin el kerygma, los demás aspectos de este proceso están condenados a la esterilidad, sin corazones verdaderamente convertidos al Señor. Sólo desde el kerygma se da la posibilidad de una iniciación cristiana verdadera.

Por eso la Iglesia ha de tenerlo presente en todas sus acciones. b) La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida.

En el Bautismo y en el sacramento de la Reconciliación se actualiza para nosotros la redención en Cristo. Constantemente nos preguntamos por qué hay deserción, poco compromiso y nada de entusiasmo misionero. La respuesta es clara ¿todos nuestros grupos, pastorales, movimientos, etc. están integrados por personas que han tenido un Encuentro Personal con Cristo? ¿Han realizado un camino de conversión? ¿Se sientes convertidos a Dios? La próxima semana continuaremos con los 3 aspectos restantes.

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