La imagen del Señor de la Humildad, tiene mucho arraigo en Honduras; es una devoción que nos interpela para contemplar a Jesús en sus momentos previo a un juicio injusto que lo conduce a su pasión y muerte. Podemos observar que vemos al Salvador del Mundo con su caña, está coronado de espinas y en una postura sentada y cansada después de haber sido castigado por los azotes. En la Catedral de Tegucigalpa, se puede encontrar una imagen del Señor de la Humildad que data del Siglo XVIII y que custodia la Asociación Jesús Nazareno. Muchos son los devotos de esta bella obra, que exponen que al admirarla se sumergen en la mirada de compasión, amor y humildad para poder seguir su ejemplo. Cada Martes Santo en el centro histórico capitalino, esta imagen recorre algunas calles y Odair Obermayer, miembro de esta asociación, explica que “La devoción al Señor de la Humildad se ha manifestado de generación en generación, ya que al portar en hombros su imagen y acompañarla junto con la feligresía en su dolor y entrega por amor a nosotros, es una práctica que se mantiene y nos hace sacar fuerzas del dolor”.
Odair nos explica también que “al portar al Señor de la Humildad en hombros, lo acompañamos junto con la feligresía, en su dolor y entrega por amor a nosotros y por el perdón de nuestros pecados”. Por su parte Denilson Bustillo, devoto del Señor de la Humildad nos comenta que “Con su mirada apacible me trasmite serenidad, me hace reconocer que en la vida necesitamos del Señor, siguiendo su caminar, siendo ejemplo de servicio hacía los demás”. Esta opinón es compartida por María del Carmen Castro, quien también acompaña a la imagen y nos comenta que “Mi devoción, es porque contemplo y valoro el momento en que Cristo fue atado y martirizado, además, porque observó las huellas del martirio que vivió”.
Sentido
Como cada imagen del Señor, con esta se busca resaltar una acción o virtud y María del Carmen Castro devota de Jesús bajo este título, destaca que “Esto me ayuda a ver cómo el Señor nos redimió con humildad, presencia constante, fidelidad y con el deseo que contemplemos el dolor sufrido siendo Dios”. Por su parte, Denilson Bustillo, otro devoto, manifiesta que “Poder venerar y cargar la imagen del Señor de la Humildad, es un honor y privilegio, recordándonos con gran melancolía lo que soportó por amor a nosotros antes de su crucifixión”. Bustillo, también aporta que la actitud de Jesús, transmite mucha tranquilidad y eso debemos asumirlo en cada una de nuestras situaciones, exclamó. En la Arquidiócesis de Tegucigalpa, se venera al Señor de la Humildad en la Catedral Metropolitana, también en las parroquias Inmaculada Concepción y El Calvario de Comayagüela, realizando en cada una, procesiones durante Semana Santa.
La devoción al Señor de la Humildad, tiene mucha antigüedad y es vital en la espiritualidad de la Semana Santa.
HUMILDAD Y SENCILLEZ
El lema del episcopado de Monseñor José Vicente Nácher, Arzobispo de Tegucigalpa, es “Humilde y Sencillo”, lo que ha adoptado en su primer año de Episcopado. Siempre ha advertido sobre los peligros de la soberbia, resaltando que aquellos que se aferran a estas actitudes no encuentran descanso, ya que viven con el constante temor de ser descubiertos.