TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En un mundo marcado por la fragmentación y la indiferencia, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús emerge como un faro de esperanza y unidad. Esta devoción invita a los fieles a acercarse al Corazón de Cristo, símbolo de su amor infinito y misericordia incondicional.
El Padre Santos Pablo Vásquez, Párroco de la comunidad San Martín de Porres nos expresa cómo ese amor profundo tiene que prevalecer y ser transmitido a pesar de las adversidades, controversias o peleas: “El diálogo es fundamental, saber escuchar, tener empatía y ponernos en el lugar del otro. Aprender a gestionar la forma en que nos comunicamos, escuchar siempre con caridad y amor a la otra persona; recordemos que el corazón es el centro de sentimientos y emociones, recordando el amor profundo de Jesucristo hacia el mundo entero”.
La devoción al Sagrado Corazón no es solo una práctica devocional, sino un llamado a transformar la sociedad desde el interior. Es un recordatorio de que, en medio de las adversidades, el amor y la misericordia de Cristo son la respuesta a las necesidades más profundas del ser humano.
Este llamado a vivir el Sagrado Corazón de Jesús no es solo para algunos; es una invitación a buscar una relación más profunda con Dios y a participar en su misión de amor en el mundo. Que al contemplar al Sagrado Corazón logremos encontrar la fuerza, esperanza y la gracia necesaria para ser portadores del amor de Dios en un mundo que tanto lo necesita.
La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días. Esto significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros.
VARIAS ENCÍCLICAS HABLAN DEL CORAZÓN DE JESÚS
Desde 1856, a partir de la extensión oficial para toda la Iglesia de la fiesta del Sagrado Corazón, se han escrito las siguientes encíclicas sobre esta devoción: “Annum Sacrum” de León XIII, “Miserentissimus Redemptor” de Pío XI, “Haurietis Aquas” de Pío XII y “Dilexit Nos” del Papa Francisco.