El Papa pide proteger a los trabajadores durante la crisis del coronavirus

Francisco hizo un llamado especial para el mes de mayo, reconociendo los mensajes que recibió de trabajadores de todo el mundo.

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En su Audiencia General desde la biblioteca del Palacio Apostólico el Papa manifestó “Es verdad que la crisis actual nos afecta a todos pero la dignidad de las personas debe ser siempre respetada. Por eso, sumo mi voz al reclamo de estos trabajadores y de todos los trabajadores explotados. Espero que la crisis sea una oportunidad de poner en el centro de nuestras preocupaciones la dignidad de las personas y la dignidad del trabajo”.

Inició un nuevo siclo de catequesis sobre la oración. Puso como ejemplo el testimonio del ciego Bartimeo, que no perdió la fe y continuó gritando para llamar la atención de Jesús.

Bartimeo dijo el Papa es un hombre perseverante. Alrededor de él había gente que decía que implorar era inútil, que era un grito sin respuesta, que era ruido que molestaba y basta: pero él no se quedó en silencio. Y al final consiguió lo que quería. Llamó a imitar la perseverante oración de Bartimeo . Explicó que la oración es la base de la fe.

La fe manifestó Francisco es la protesta contra una condición dolorosa de la cual no entendemos la razón; la no fe es limitarse a sufrir una situación a la cual nos hemos adaptado. La fe es la esperanza de ser salvado; la no fe es acostumbrarse al mal que nos oprime.

Para subrayar la importancia de la oración, el Papa recomendó encomendarse a la intercesión de la Virgen María, especialmente durante el mes de mayo, que está consagrado a ella.

CATEQUESIS EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy empezamos a meditar sobre el tema de la oración. La oración es el alimento de la fe y también su expresión. Es como un grito que sale del corazón del que cree y espera sólo en Dios.

Un ejemplo de lo que es la oración lo encontramos en el Evangelio que acabamos de oír. Bartimeo, que era ciego, pedía limosna sentado a la orilla del camino. Cuando oyó que Jesús estaba pasando por allí, no dudó en gritar pidiéndole que se compadeciera de él. Sus gritos molestaban a quienes estaban a su alrededor y quisieron hacerlo callar. Pero él, en cambio, gritaba aún más fuerte: «Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí». Bartimeo, descartado y menospreciado por los demás, hizo una profesión de fe, reconoció a Jesús como el Mesías. Su ruego conmovió el corazón del Señor, que lo llamó y le preguntó cuál era su deseo. El grito del mendicante se convirtió en súplica: «Haz que recobre la vista». Jesús, que vio la grandeza de la fe de Bartimeo, le abrió las puertas de su misericordia y de su omnipotencia, atendió su plegaria y le concedió lo que le pedía: la vista.

Este pasaje evangélico nos ayuda a comprender que la oración nace de la fe, brota de nuestro ser criaturas frágiles y necesitadas, de la continua sed de Dios que todos tenemos. Bartimeo nos enseña cómo orar: con humildad y perseverancia, confiando en el Señor y abandonándonos totalmente a su misericordia.

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española que siguen esta catequesis a través de los medios de comunicación social. Pidamos a Jesús, el buen Pastor, que nos conceda ser hombres y mujeres de oración, que con confianza y perseverancia presentemos al Padre compasivo nuestras necesidades y las de todos nuestros hermanos. Pasado mañana, 8 de mayo, se celebra en Argentina la fiesta de Nuestra Señora de Luján. Que ella, Madre de Dios y Madre nuestra, interceda por nosotros y nos obtenga de su Hijo las gracias necesarias en este tiempo de dificultad que el mundo atraviesa. Que Dios los bendiga.

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