El Papa Francisco realizó una visita discreta al corazón de Roma en el día de Santa Mónica, para rendir homenaje a la madre de San Agustín, uno de los grandes santos de la Iglesia.
Según informó la Oficina de Prensa del Vaticano, el Pontífice salió del Vaticano y se dirigió a la Iglesia de San Agustín, donde se detuvo en oración ante los restos de la madre del obispo de Hipona, venerada por siglos y recordada hoy por la liturgia. Además, aprovechó también para orar ante la imagen de Nuestra Señora de los Peregrinos.