
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Todos los santos han tenido la gracia de Dios para acertar llevando el Evangelio a la realidad de su mundo, el que les ha tocado vivir. Ejemplo de ello es San Felipe Neri, que, en una situación bien complicada del mundo, especialmente en Roma, encontró en la alegría del Evangelio la música y la generosidad en la humildad, ingredientes perfectos para que las personas de su tiempo encontraran la vida de Dios y el camino al cielo.
El Padre Patricio Larrosa, Vicario General de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, considera que estos ingredientes son permanentes para la tarea educativa y muy necesarios en la actualidad. El presbítero agregó, que la plenitud del corazón solamente puede encontrarse al descubrir a Dios en nuestras vidas “El encuentro con Dios y con su Hijo Jesús, sigue siendo la mejor propuesta educativa que San Felipe Neri supo hacer llegar a los niños, jóvenes y adultos de su tiempo”.
Vocación
A criterio de la docente Marcia Paz, San Felipe Neri dejó un legado profundamente inspirador para los educadores, marcado por el amor a Dios, expresado en la alegría, la cercanía con los jóvenes, la formación integral y la educación basada en el buen ejemplo y la ternura. “Tenemos el compromiso de enseñar con entusiasmo, sin perder la calidez humana, debemos ser educadores que inspiran, no por obligación, sino por el gozo de servir, y el mejor modo de enseñar es con el ejemplo. Ser testigos de fe, esperanza y caridad en el aula y fuera de ella”, detalló.
Evangelización
Desde la Iglesia también se forma y se evangeliza, es por ello que la catequista Alba Martínez reconoce que San Felipe Neri es un ejemplo de santidad, alegre y accesible, que se centra en la renovación espiritual de un modelo de caridad, devoción y servicio a los demás. “Su legado perdurará con la iniciativa de combinar las estrategias con experiencias prácticas, utilizando la ética, la empatía, la paciencia y la creatividad, promoviendo la vivencia de los valores que fomentan la reflexión y el diálogo”, puntualizó.