Cada Jueves Santo no solamente es el amor de Dios que se manifiesta porque se nos entrega, en la institución de la Eucaristía, que es el don del amor que se nos da, sino que también en el lavatorio de pies, lo que descubrimos es un elemento muy importante es el don del servicio de nuestro Señor Jesucristo.
Al servir a sus apóstoles, que representan a toda la comunidad cristiana, y al ponerse al servicio de todos, nos enseña a nosotros que, como Él, debemos ponernos al servicio de los otros. Por eso nuestro Señor nos ha dicho que aquel que quiera servir, aquel que quiera ser el primero debe ser a Él.
Servicio
Normalmente este día se observa a quienes trabajan y sirven a los demás, pues ese es el verdadero significado del Jueves Santo, porque recordamos que son dos fiestas importantes en una sola: el don del amor y la institución de la Eucaristía. El lavatorio de los pies, que viene a representar para nosotros el servicio, nos indica que también nosotros, como Iglesia, como hijos de Dios, debemos ponernos nosotros mismos al servicio de los demás.
El Sacerdote de la Parroquia Santa Teresa de Jesús, Ovidio Arce, expresa lo siguiente: “Para darnos a nosotros mismos primero, debemos olvidarnos de nuestro egoísmo y de nosotros. Si esta sociedad pensara más en los demás, si fuera más solidaria, más generosa, por su- puesto que el otro, el prójimo, adquiriría muchísimo más valor. En una sociedad como la que vivimos, donde el valor lo tenemos nosotros mismos y estamos centrados en nosotros mismos, por supuesto lo que predomina es el egoísmo”.
De igual manera, el religioso Arce concluyó que “el materialismo, el deseo de tener y de poder nos influye, pero lo importante de un cristiano es ser un poco más solidario, olvidar nuestros egoísmos, lo que nos gusta y pensar en lo que le gusta al otro y en lo que necesita. Cuando pensemos de esa manera, vamos a reflexionar según el Evangelio”.
