El COVID-19 ha colapsado los sistemas de salud de varios países, pero dentro de sus repercusiones, también ha dejado a nivel mundial una contracción económica, generada por las medidas de prevención para la propagación del virus. El Gobierno, tras conocer de
los dos primeros casos positivos de coronavirus en el país, determinó suspender las garantías constitucionales de la población, al decretar un toque de queda absoluto.
Se prohibieron las labores en el sector público y privado, eventos de todo tipo, actividades
deportivas, culturales y sociales, también se restringió el funcionamiento del transporte
público, celebraciones religiosas presenciales, además, se cerraron todos los negocios incluyendo centros comerciales, fronteras aéreas, terrestres y marítimas.
Las autoridades buscaban medidas de contención para evitar la propagación, pero se enfrentaban a otra crisis a nivel económico. Luego de dos semanas, las medidas se flexibilizaron y se permitió la salida de la población por dígitos, para que se pudieran abastecer de insumos de primera necesidad, se permitió el ingreso a supermercados, salvaguardando las medidas de bioseguridad, sin embargo, las actividades comerciales se mantenían cerradas, los comercios empezaron a resentir el impacto del confinamiento y comenzaron las suspensiones y despidos de empleados.
Crisis
Tras varios meses de mantener la actividad económica paralizada, los efectos de la pandemia se empezaron a sentir con el cierre definitivo de algunos comercios, lo que generó más desempleo. El sector turismo y las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MYPIMES), fueron las primeras en tocar fondo, es ahí, donde el Gobierno se encuentra en la disyuntiva, entre priorizar la salud versus la estabilidad económica del país. La empresa privada se comprometió a mantener las normas de bioseguridad en sus comercios, para que se les permitiera operar.
En junio, el Gobierno anunció la reapertura económica por regiones y con porcentajes de la población de acuerdo al número de casos positivos. En noviembre, la llegada de los huracanes Eta y Iota, que terminaron en tormenta tropical, obligaron a las autoridades a flexibilizar las medias y permitir a la población salir sin restricciones para abastecerse de insumos, siempre respetando las medidas de bioseguridad en los comercios.
Esta determinación se mantuvo también durante el mes de diciembre, a pesar de los señalamientos del gremio médico que advertía de un repunte en los contagios que hoy ya se están experimentando en el país y que, según datos de las autoridades de Salud, la ocupación hospitalaria ha incrementado en un 53 por ciento en las salas COVID-19.
Planes El aumento en la positividad, ha generado que la Mesa Multisectorial realice los análisis pertinentes sobre las disposiciones de circulación que, al día de hoy, son las siguientes: se mantiene la salida de la población no importando los dígitos de sus documentos de identificación, el toque de queda se modificó de 9:00 p.m. a 5:00 a.m. Además, se restringe nuevamente el acceso de niños a los comercios y se limita la cantidad de personas dentro de los locales entre otras.
Para el sector empresarial, retroceder y volver a un confinamiento parcial o total, sería un grave error, porque los efectos se verían reflejados en el cierre definitivo de más comercios, situación que generaría mayor desempleo y más pobreza. Se conoce que las autoridades del país están analizando el panorama para buscar un punto medio, que permita que la economía se reactive y que se puedan contener los niveles altos de contagios que se están registrando después de las fiestas de diciembre y que mantienen en zozobra a los galenos de los diferentes centros de salud, que prevén un colapso en el sistema sanitario.