San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, enseñó que el demonio tienta de manera particular a las almas que quieren superar el pecado y a aquellas que viven en estado de gracia, a quienes viven en el pecado, no les necesita tentar. Bajo esta fórmula, es comprensible, por qué los sacerdotes muchas veces son quienes más luchas presentan, porque como dice San Pablo, “El diablo anda como león rugiente, buscando a quien devorar”.
Acompañamiento
Víctor Velásquez, Seminarista de la Diócesis de Danlí, enseña que tenemos que orar por los sacerdotes que se ven tentados por el enemigo. “Es necesario pedir al Señor por su pureza y castidad, de manera que sean protegidos de cualquier impureza, además, orar para que el Espíritu Santo dé el discernimiento para reconocer las tentaciones y ellos sean sabios al momento de tomar decisiones que estén en sintonía con el ministerio sacerdotal que viven”, advirtió.
Comprensión
Nancy Osorto, quien funge como catequista en la Parroquia San Maximiliano Kolbe, añade que debemos de tener comprensión por ellos. “Siempre les exigimos que tengan dotes de liderazgo, que sean buenos para la escucha, para dar consejos, que sean sonrientes, atentos, cariñosos, capaces de comprender a todo el mundo y no les permitimos ni el más mínimo error; no oramos por sus debilidades, porque pensamos que ellos solos pueden, ellos necesitan de nuestra ayuda”. Daniel Moreno, hermano de un Presbítero, explica que, nuestra oración debe ser intensa, cada día, nosotros debemos orar por nuestros sacerdotes en general, porque “No sabemos quiénes están pasando momentos de desolación ni quienes están ahorita en su etapa de consolación. Nuestro trato hacia ellos siempre debe ser el más cordial, aunque los sacerdotes no sean de nuestro total agrado”.
1 Compromiso
Una de las tentaciones que pueden tener los sacerdotes es la falta de compromiso, ya que muchos se conforman apenas con lo que puede hacer; por lo que deben estar siempre en una constante renovación.
2 Alejarse
Otra de las tentaciones que puede sufrir el presbítero es la de los sucedáneos, es decir, los sacerdotes que intentan ‘llenarse’ con algo distinto a la unción que recibieron como religiosos y que deben renovar cada día.
3 Desánimo
Otra actitud muy peligrosa que puede afectar sus vidas es el desánimo, en la que los padres insatisfechos siguen adelante por pura inercia, sin vivir realmente la Palabra de Dios.
4 Orgullo
Un pastor que humanamente tiene éxito puede hincharse de orgullo y empezar a dialogar con una tentación que le lleva a decir: “la Iglesia no sabe adaptarse, mis hermanos no saben llegar a las ovejas”.