Junio es un mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, a quien podremos reconocer como refugio para los que sufren y como símbolo de esperanza en un país golpeado por la violencia, la pobreza y la injusticia.
El Padre Alejandro Enrique Ruiz, Párroco de la Catedral Inmaculada Concepción de María en Juticalpa, reconoce que celebrar la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús es recordar el amor incondicional de Jesús en nuestra vida. “De ese corazón emanan esperanza, confianza, fortaleza, como respuesta a los desafíos que vivimos en el país: falsedad, injusticias, violencia, pobreza, una política que provoca incertidumbre” dijo.
El Sacerdote agregó que es por ello que, promueve que se debe hacer de esta fiesta, “dé frutos en una humanidad que ha perdido el amor y, como cristianos correspondamos a ese amor de Dios”.
Realidad
El Sagrado Corazón invita a la reconciliación y al perdón, mostrando un amor que desarma el odio, se entrega por todos sin distinción, llama a combatir las desigualdades con justicia y caridad. Frente a la indiferencia que enfría las relaciones humanas, el Sagrado Corazón arde de amor y nos urge a ser testigos de esperanza. José Edilberto Barahona, de la Diócesis de Yoro afirma que, “Como Iglesia, nosotros tenemos que ser portadores de esperanza en la realidad nacional, portadores de amor, no de violencia, portadores de comunión”.
Monseñor José Antonio Canales, Obispo de Danlí, amplía señalando que, Jesús dijo, de la abundancia del corazón habla la boca, “Ojalá que los hondureños pudiéramos tener un corazón solidario, un corazón verdaderamente fraterno. Todos, pero sobre todo la clase política, porque en el liderazgo del país, están las posturas que con sinceridad pueden sacar adelante la nación”.
