Carlo Acutis el“Ciberapóstol” fue beatificado este día en la Basílica de San Francisco de Asís

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Carlo Acutis conocido como el “ciberapóstol” murió a los 15 años en 2006 de leucemia y su vida en santidad lo lleva a los altares. Acutis decía que la Eucaristía era su “Autopsia al cielo”, asistía a misa y rezaba el rosario todos los días, su talento en la informática lo utilizó para evangelizar en internet.

A pocos días de su beatificación en Asís (Italia), se han difundido imágenes del cuerpo del adolescente, vestido con jean y camiseta, y con un rosario en las manos.

El Vaticano beatificó a Carlo Acutis, el adolescente que anticipó su muerte en un video, es considerado por el papa Francisco una persona “brillante” y “creativa”, un ejemplo para las nuevas generaciones.

El Cardenal Agostino Vallini, quien presidió la celebración en la Basílica de San Francisco de Asís, la Iglesia reconoció que intercedió en un milagro, la recuperación inexplicable en 2013 de un niño brasileño, lo que le abrió el camino a la beatificación, primer paso para convertirse en santo, para lo que se necesitan dos milagros.

El primer “influencer” en temas religiosos que llega a los altares llama mucho la atención el estado en que se han conservado sus restos, lo que ha hecho que en las redes sociales muchas personas afirmen que se trata de un cuerpo incorrupto.

Sin embargo, en declaraciones recientes a ACI Prensa/EWTN, el rector del Santuario del Despojo, en Asís, P. Carlos Acácio Gonçalves Ferreira, explicó que el cuerpo de Acutis “se encuentra en un estado muy íntegro, no intacto, pero íntegro. Conserva todos los órganos”.

Indicó que “se han hecho trabajos sobre el rostro, y es bonito que por primera vez en la historia se podrá ver a un santo vestido con pantalones jeans, zapatillas de deporte y sudadera. Eso es un gran mensaje”. “Podemos sentir su santidad no como una cosa lejana, sino como algo al alcance de todos porque el Señor es Señor de todos”, expresó.

Los padres de Carlo participaron de uno de los momentos más emotivos de la Misa, al acompañar la procesión en la que se presentó un relicario que contenía el corazón del nuevo beato, que fue colocado cerca del altar.

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