El acompañamiento espiritual: un aporte vital en el discernimiento vocacional

La vida cristiana es un caminar y la vocación es un don y un misterio, por eso la tarea de los jóvenes es descubrir a qué les llama el Señor.

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En el mes dedicado a las vocaciones es importante preguntarse ¿A qué me llama el Señor? ¿Cuál es mi vocación? Interrogantes que surgen especialmente en la etapa de la juventud y que muchas veces necesitan de un acompañamiento para discernir con claridad la voluntad de Dios; y para alcanzar este fin, los jóvenes deben ser educados y acompañados en la práctica de sus ejercicios espirituales.

Sin duda, que el director espiritual en la actualidad se ha convertido en una importante forma de acompañamiento para los jóvenes, pero no se debe confundir con la figura del confesor, es por ello que el Padre Carlos Rubio, Vicerrector Académico del Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa y Promotor Vocacional de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, hizo la diferencia entre ambos conceptos explicando que ‘’en la dirección espiritual se abarcan temas más amplios y se va trabajando aspecto por aspecto, sobre la fe de la persona, cómo abrazar la cruz, cómo se involucra en la Iglesia, qué pasos ha dado hacia la santidad y cómo está viviendo la Palabra de Dios’’, dijo que en sí, es guiar al joven en su vida comunitaria y espiritual, así como en las relaciones humanas. Mientras que, en la confesión, manifestó, son cosas concretas y sobre todo de no guardar, las faltas que se cometen contra los Mandamientos de la Ley de Dios.

Acompañamiento

Sor Celis Vásquez de la Congregación de Las Hermanas Josefinas, lamentó que los jóvenes en la actualidad se encuentren expuestos ante muchas corrientes ideológicas, a todo lo que el mundo les va ofreciendo y que buscan siempre alejarlos de Dios. “Es importante saber acompañarlos, mostrándoles la misericordia de Dios, porque muchas veces los jóvenes se acercan heridos, conflictuados y sin ningún sentido para su vida, como Iglesia también tenemos un reto muy grande y antes de juzgarlos o de decirles que se van a condenar, debemos acompañarlos y hacerles ver que su vida pueda tener sentido, que ellos puedan descubrir su misión dentro de la Iglesia, pero, sobre todo, que puedan descubrir quién es Dios para ellos”, manifestó la religiosa.

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