Editorial |Nuestra voz |“No hacen lo que dicen” (Mt 23,3)

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La Semana 31 del Tiempo Ordinario, que inicia y celebramos este Domingo 5 de noviembre 2023 nos acerca al cierre del Año Litúrgico “Ciclo A”, para dar paso al nuevo Año Litúrgico “Ciclo B”, que comienza con el Adviento (domingo 3 de diciembre de 2023) y nos prepara para la celebración del nacimiento del niño Jesús; en este cierre la Liturgia a través de la lectura de la Palabra de Dios, nos propone un camino, un trayecto o itinerario que nos ayuda a profundizar en nuestra autenticidad como ciudadanos y como cristianos católicos.

En el Evangelio de Mateo (23,1-12) de este domingo, “Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen” invitándonos a comenzar este camino de autenticidad con una revisión a fondo de nuestro modo de actuar, para que de este modo nos dispongamos a erradicar de nuestras vidas todo tipo de mentiras, desprecio y abuso a los pobres e hipocresías y potenciar la sinceridad, la lealtad en nuestro comportamiento y entorno, a fin de que demos testimonio de la coherencia entre lo que se dice y se hace.

Nuestro mundo está lleno de injusticias y en Honduras, esas injusticas se hacen más notorias, probablemente por la proximidad de las situaciones y porque cada día se observa el afán desmedido de quienes ostentas posiciones de poder por mantener y defender sus privilegios, institucionalizando y normalizando el caos, además, de la perpetuación de las diferencias entre hermanos, pero Jesús, se revela ante esta situación de su tiempo denunciando actitudes que aun ahora las vemos cotidianamente a nuestro alrededor: “Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo”.

Por eso ataca tan duramente a los fariseos y escribas y no los deja justificar sus privilegios, sino que los desenmascara con crudeza, porque quienes ostentan el poder, cualquier tipo de poder, su egoísmo, su afán de quedarse con todo e hipocresía, se manifiesta en: Torcer la ley y con ello torcer la verdad, buscar ser los primeros, sentirse superior a los demás y poner cargas pesadas sobre las personas; pero Jesús sigue vivo, aclarando nuestras mentes y ayudándonos a no caer en la tentación de utilizar el poder para beneficio propio.

Es así, que a través de su Palabra nos hace un llamado a servir, a amar a nuestro prójimo siendo humildes servidores sin esperar recompensas, ni reconocimientos para arrancar de raíz la hipocresía que mata el alma, para no sentirnos superiores a nadie sino iguales, para no considerarnos el dueño de nada sino corresponsable con los demás, haciéndonos servidores en toda circunstancia, tiempo y lugar porque “El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado”, de ese modo, veremos brotar la alegría y el amor al prójimo dejando al descubierto la vida que llevamos dentro.

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