Editorial |Nuestra voz |Los abuelos: esperanza y futuro

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Cada 26 de julio la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen María y abuelos del Señor Jesús. La tradición nos ayuda de esta manera a recordar la importancia de la “familia grande” más allá de papa y mama, mediante esta celebración se resalta la trascendencia que tienen los abuelos en vida familiar para comunicar ese patrimonio de humanidad y de valores que es esencial para toda sociedad.

En la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia (AL) de marzo de 2016, el Papa Francisco nos recuerda, la importancia de los abuelos en la vida familiar y cómo su papel puede ser fundamental en la transmisión de la fe católica a las generaciones futuras. El Santo Padre nos invita a reflexionar sobre la importancia de esta conexión intergeneracional y su impacto en el crecimiento espiritual de nuestras familias.

Cuando están envueltos en la vida de sus nietos, los abuelos pueden ser el tesoro de la familia y su experiencia, sabiduría y amor incondicional ser un legado invaluable que nutre y fortalece la vida familiar; a través de sus palabras, oraciones y acciones, los abuelos son faros de luz espiritual, guiando a sus nietos hacia una relación más profunda con Dios y enseñándoles el valor de la oración, la misericordia, el perdón y el amor cristiano.

Su amor, sabiduría y testimonio son un regalo invaluable que puede fortalecer los lazos familiares y nutrir la espiritualidad de las generaciones futuras; convirtiéndose en pilares fundamentales en la formación de una comunidad de fe sólida, alentando la transmisión de las tradiciones e historias familiares. Al respecto, el Papa Francisco afirma: “Las narraciones de los ancianos hacen mucho bien a los niños y jóvenes, ya que los conectan con la historia vivida tanto de la familia como del barrio y del país”, (AL 193), además de que ayudan de manera sencilla y concreta a que en las familias de familias se viva la fe mediante el primer anuncio hecho en casa, ¡con la familia! como ocurría en los primeros tiempos tal como leemos en las Sagradas Escrituras en la segunda carta que le escribe San Pablo a Timoteo en el capítulo 1 versículo cinco: “Evoco el recuerdo de la fe de tu abuela y de tu madre” (cf. 2 Tm 1, 5). El Papa escribió también “Una familia que no respeta y atiende a sus abuelos, que son su memoria viva, es una familia desintegrada; pero una familia que recuerda es una familia con porvenir”.

En nuestra sociedad moderna donde frecuentemente los mayores terminan solos y aislados este es un gran desafío. Aprovechemos el tesoro de nuestros abuelos, sus historias y su apoyo para construir familias y comunidades católicas sólidas, donde se respete a los mayores y la fe sea vivida y transmitida con alegría y amor; cuidando de no dejarlos solos y aislados de nuestras familias, cayendo en la trampa de una cultura de exclusión o de descarte, de todo aquel que no esté en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico ha instaurado y que excluye a los seres humanos e incluso al mismo Dios.

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