Para el mundo católico el significado de la Semana Santa va más allá de una época de vacaciones y relajación o un fin de semana largo. “Semana Santa” es una de las celebraciones más importantes de la Iglesia Católica, es un tiempo ideal para dedicarlo a la oración y a la reflexión respecto al sentido original de tal celebración: “pasión, muerte y resurrección de Cristo”, en momentos especialmente significativos en que nos enfrentamos a la muerte de manera tan directa, seres queridos enfermos, confinados y aislados en una cama de hospital, personas solas para las que es más difícil afrontar el diario vivir, hombres y mujeres que están pasando apuros económicos, que les preocupa la posibilidad de perder el trabajo, personas que carecen de una casa, que no tienen un hogar que los proteja. Todas estas circunstancias nos deberían llevar a reflexionar sobre el significado del sacrificio de Cristo y la redención que implica su muerte, es una oportunidad de vivir y concretar el catolicismo, es un llamado para buscar nuevas formas de colaboración, generosidad y conciencia del otro.
Pero a pesar de que esa es la actitud y comportamiento que esperaríamos de un buen ciudadano católico, la experiencia nos dice que muchos olvidaran a Dios y caerán en la gran mentira que se promueven en las redes sociales generando una falsa sensación de seguridad, provocando un comportamiento inadecuado y toma de decisiones basados en información no verificada o falsa. El mundo sigue en alerta por el COVID-19 y las autoridades ejercen su liderazgo para cuidar de su pueblo a las puertas de las vacaciones de Semana Santa, es así que leemos en la prensa internacional que “Italia vuelve a registrar cifras alarmantes que obligan a nuevos cierres masivos y restricciones.
Las vacaciones de Semana Santa volverán a estar marcadas por la pandemia”; en “Alemania el confinamiento se prolongará hasta el 18 de abril. Así lo decidieron la canciller Angela Merkel y los jefes de los 16 estados federados. La temporada es especial, pues incluye también las vacaciones de Semana Santa a principios de abril. Además del significado religioso que esta tiene para los cristianos, la Semana Santa se aprovecha normalmente para viajar y visitar a la familia en Alemania, pero ahora esto se tendrá que cancelar”. Sin embargo, en Honduras las autoridades se lavan las manos como Pilatos y optan por trasladar la responsabilidad al hondureño común atendiendo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud: “todos y cada uno de nosotros tenemos que ser conscientes de nuestro propio riesgo. Cada quien debe pensar en cómo se produce la transmisión, dónde se mueve y poder controlar el destino propio y no sólo depender de los gobiernos. Es algo que podemos hacer”. (Michael Ryan, OMS).
En conclusión: Nuestra conducta puede facilitar o frenar la transmisión y nuestra irresponsabilidad puede ser la causa de nuestra ruina y la de muchos, lo que implica que cada uno de nosotros estamos llamados a ser testimonio de amor y respeto por nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo y por nuestro prójimo como miembro del cuerpo místico de Dios, vinculando la celebración litúrgica con nuestra vida diaria.