Editorial |Nuestra voz | La maternidad como regalo de Dios

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Hoy domingo 14 de mayo, estamos celebrando un día muy especial, rendimos honor a todas aquellas mujeres que nos han transmitido la vida y que siguen asumiendo esta hermosa vocación y don de la maternidad. Al celebrar el “Día de la Madre” aprovechamos la oportunidad para reflexionar sobre este don que es un regalo de Dios para la mujer y para toda la humanidad. Celebrar el día de la madre es una invitación a honrar la vida pues cada mamá, representa dicha gracia que celebramos en cada nacimiento; la llegada de cada ser humano, es una experiencia única, singular, llena de ilusiones y esperanzas, que nos pone en contacto con el Dios de la vida. El “sí” generoso de cada mujer, es un regalo para celebrar y para dar gracias a Dios por esta bendición.

Esta celebración no solo debe quedar en el reconocimiento a las madres biológicas, sino que debe ir mucho más allá, porque cuando hablamos de maternidad son muchas las personas que cumplen esta vocación con amor y dedicación, cuidando y nutriendo la vida de tantos niños y jóvenes sin que ellos hayan nacido de su vientre. Cuando celebramos el don de la maternidad agradecemos a Dios por todas aquellas mujeres que siguen cumpliendo esta misión de amor y generosidad: las madres adoptivas, las tías, las abuelas, las hermanas mayores, las madrinas, las religiosa e incluso algunos papás, que tantas veces han ocupado ese lugar en nuestra vida sin ser nuestras madres biológicas.

A todas ellas las honramos con cariño y vaya nuestro reconocimiento en este día. La maternidad nos invita a reconocer y celebrar esta vocación innata de cuidar y nutrir la vida de los hijos, asumiendo dolor, sufrimientos y sacrificios para seguir dando vida en todo momento a través de una entrega fecunda y total, con paciencia y amor incondicional. Las mamas nos dan el ejemplo de un trabajo incansable, cercano y representan fortaleza en nuestras caídas y desalientos, empujones en nuestros cansancios, pero por encima de todo, la gran capacidad de alegrarse no por lo que sienten y viven, sino por los éxitos de sus hijos. En este día, como sociedad, es bueno que podamos buscar respuestas a tantas situaciones donde la maternidad está en peligro y está siendo vulnerada: en centenares de familias en que las madres llevan adelante un embarazo en medio de la pobreza y la marginación; las madres que sufren violencia y maltrato; las madres que muchas veces tienen que enfrentar la vida solas junto a sus hijos.

Que nuestra celebración del Día de la Madre, sea una oportunidad para revalorizar este hermoso don, recordar a las mamas que están en el cielo y que sea una nueva oportunidad para felicitar a todas las madres que han dicho SÍ a la vida de tantos hijos, convirtiendo su amor en el combustible que los hijos necesitan para hacer lo imposible. Pedimos a la Virgen María, modelo de madre generosa, que interceda por todas nuestras madres para que todas ellas encuentren la fuerza diaria para decir sí a la llamada al amor incondicional, corazón mismo de la vocación de la maternidad.

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