Editorial: Nuestra voz | ¡La educación, otra víctima del COVID-19!

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Durante la pandemia, la educación hondureña se ha visto afectada debido al cierre de los centros educativos a nivel nacional, como medida de prevención para contener los contagios. La educación pública se ha tenido que reinventar ante la pandemia, ahora es en casa a través de medios electrónicos y otros dispositivos. Situación que deja por fuera a un altísimo porcentaje de jóvenes ante las precariedades económicas familiares.

Como antecedente, el panorama escolar a inicios del 2020 ya mostraba problemas con 1,2 millones de escolares fuera del sistema educativo y de los 1,8 millones matriculados, al menos unos 700 mil se estimaba iban a desertar a lo largo del año. Ello, antes de la pandemia. El inicio de un nuevo período escolar (2021) se debate en medio de una gran incertidumbre.

Los centros educativos públicos no cumplen las exigencias de bioseguridad para un retorno a clases presenciales, modalidad con la cual están más familiarizados el estudiantado y los docentes. Tanto padres de familia, como docentes han reclamado un pronto retorno a los centros escolares, eso sí, condicionado bajo estrictas medidas sanitarias, tema que ha suscitado una polémica entre docentes y las autoridades sanitarias y educativas. A junio 2021, no se ha normalizado el retornado a clases presenciales.

Y no están recibiendo clases por una plataforma virtual, solamente les asignan tareas, les envían vídeos explicativos y el estudiante debe resolver y enviar sus respuestas. La secuela de la pandemia cambió drásticamente el escenario educativo. Muchos padres y madres de familia se quedaron sin recursos para seguir pagando las clases virtuales. De un 90 por ciento de los estudiantes que estaban conectados en clases en línea al inicio de la pandemia, el mismo bajó a un 45 por ciento al cuarto mes, según reportes del COPRUMH.

Datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señalan que solo el 16.6 por ciento de la población cuenta con Internet en su casa y solo un 12.8 por ciento accedía a través de una computadora. Más de un millón de estudiantes no tienen acceso a herramientas tecnológicas para seguir con su desarrollo académico, un problema que se acentúa con mayor rigor en el área rural. Un informe del Observatorio Nacional e Internacional de la Educación de la Universidad Pedagógica, señala que en Honduras el 67 por ciento de los padres de familia mencionan que sus hijos aprendieron poco o nada en la modalidad virtual durante el confinamiento y prefieren que sus hijos repitan el año o retirarlos del sistema educativo.

Con más de la mitad de la población en edad escolar fuera del sistema educativo, es de esperarse una catástrofe generacional: más jóvenes en maras y pandillas, más actividades delictivas y más pobreza por falta de inclusión educativa y nula movilidad social. Para contener tan dramática debacle, es imperativo que los centros educativos retornen con prontitud a clases semipresenciales, con protocolos sanitarios estandarizados, el funcionamiento de los consejos escolares de madres y padres de familia, un calendario escolar con horarios de atención a grupos pequeños de menores, merienda escolar, asegurada, entre otros mecanismos.

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