“En todo el mundo, 30 países aún mantienen las escuelas públicas cerradas por la pandemia de la COVID-19 y la mitad de ellos se encuentran en América Latina y el Caribe. A la fecha, solo 8 países en la región de los 33 países, tienen todas sus escuelas abiertas. Estas cifras alertan sobre las dificultades que enfrentan los sistemas educativos latinoamericanos para lograr que todos sus estudiantes retomen las clases presenciales y nos lleva a preguntarnos: ¿están preparados? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para una reapertura segura, exitosa y que no deje a nadie atrás?
A medida que la pandemia obligó a los países a tomar medidas drásticas como el cierre de escuelas, varios organismos e instituciones preocupados por la educación emitieron recomendaciones para asegurar la continuidad educativa y planificar la reapertura de escuelas. Estas se enfocaron, entre otras, en la infraestructura escolar, las condiciones de saneamiento e higiene, los recursos humanos.
Contar con todos estos recursos en tiempo y forma es necesario para brindar educación en cualquier contexto, pero la pandemia les ha dado un sentido de urgencia” (Reabrir las escuelas en América Latina y el Caribe: claves, desafíos y dilemas para planificar el retorno seguro a las clases presenciales, publicado por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/ UNESCO Santiago) y la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo-BID).
El referido estudio se propuso analizar las condiciones estructurales de los países de la región, incluyendo a Honduras, en la disponibilidad y distribución de estos recursos, los datos que allí se presentan ayudan a entender en parte las dificultades y desafíos que los sistemas educativos están enfrentando en el proceso de reapertura de escuelas”. El informe destaca que “El 16 por ciento de las escuelas en América Latina y el Caribe no tienen acceso a agua potable, 28 por ciento si nos concentramos en el universo de escuelas rurales. Además, el acceso a este servicio indispensable para cumplir las recomendaciones de higiene también es desigual en los hogares.
Por lo tanto, existe un conjunto significativo de niños y adolescentes que no tienen acceso al agua potable ni en sus hogares ni en las instituciones escolares” situación que las autoridades de la Secretaría de Educación hondureña han destacado como uno de los tropiezos más importantes en el camino a la reapertura de los centros escolares públicos para iniciar las clases presenciales. Otro desafío, continúa diciendo el informe “es asegurar un número adecuado de docentes en el regreso a clases presenciales… Algunos forman parte de la población de riesgo, por edad o por condiciones médicas; muchos tienen adultos mayores a su cargo y tienen hijos que tampoco están yendo a la escuela” y ahora deben volver, aunque las condiciones de salud no han mejorado.
La pandemia trajo consigo nuevos problemas en la educación, pero además ha puesto en evidencia las carencias y desigualdades que eran y son comunes en los sistemas educativos de Latinoamérica, especialmente en Honduras. El confinamiento y la crisis sanitaria ha golpeado a todos, provocando la mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación, pero no todos estaban en la misma situación al recibir ese impacto.