Editorial: Nuestra voz | El COVID-19 ¿Entre el miedo, la necesidad o la negación?

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En estos días de miedo y de contaminación, muchas personas siguen saliendo y reuniéndose en las calles como lo hacían antes del confinamiento por la pandemia, exponiéndose a contagiarse o a convertirse en portadores para sus familias y para el resto de personas que forman su entorno inmediato.

No solo salen, sino que tampoco observan las otras medidas preventivas por todos conocidas, violan las disposiciones del toque de queda, no mantienen la distancia unos con otros, no usan el sentido común y hasta violan su instinto de supervivencia que es como un “clic” que se dispara frente a las situaciones más adversas. Despierta hasta en el animal todo su ingenio con el fin de salvar su vida.

Pero esta irracionalidad aparente tiene muchos enfoques y comenzaremos por las razones más obvias, aunque no siempre tan claras: Por necesidad: En países como Honduras en donde un alto porcentaje de la población vive en extrema pobreza, muchas personas entienden el riesgo al que se exponen y quisieran no hacerlo, pero si no salen a trabajar no comen y no llevan el sustento a su hogar.

Así de simple. En otros casos, las familias no tienen suficiente dinero para adquirir alimentos y almacenar o acaparar para varias semanas, sino que deben salir a comprar lo que necesitan más o menos a diario y en pequeñas cantidades. Por ignorancia: aunque no lo creamos, no todo el mundo tiene acceso a la misma información preventiva que nosotros o puede que la reciban, pero esa información no siempre la entienden cabalmente.

Es por eso importante que el mensaje sea hecho en un lenguaje más comprensible para todo tipo de público, alejándose de lo técnico, con más recursos gráficos y menos información escrita. Por irresponsabilidad: hay personas que reciben y entienden la información, tienen la oportunidad de seguirla, pero no les da la gana hacerlo, desde su falta de empatía prefieren seguir sus propios intereses, aún a sabiendas de que arriesgan su propia vida y el bienestar de otros. Esas personas anteponen su interés particular sobre el beneficio público convirtiéndose en sociópatas.

La negación: cuando las personas se dan cuenta de una situación que amenaza su seguridad, su bienestar y hasta su vida, la primera reacción de la mayoría suele ser negarla, queremos sentirnos invulnerables o desestimamos la amenaza, porque asumirla implica aceptar que algo malo les puede ocurrir, y a nadie le gusta pensar en eso. Y si se acepta, les obliga a tomar la responsabilidad y los costos de hacer algo para evitarlo.

“Esto no va a pasar, o no puede estar pasando”, “sí está pasando, pero por allá lejos, son frases frecuentes que se escuchan y que demuestran un estado anormal de conciencia. Es por esta razón que los medios de comunicación no podemos caer en la simplicidad del análisis, reforzar el mensaje de autocuidado y cuidado de los demás, fortalecer y construir resilencia individual y colectiva; es una tarea pendiente para inyectar optimismo, solidaridad, sentido de comunidad, disciplina social, organización y creatividad. En definitiva, la respuesta a la pregunta del encabezado es: todas las anteriores.

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