Con fecha 20 de junio del año en curso, por iniciativa de la Pastoral Nacional de Conjunto se realizó en el Campus El Tabor, “Las Tres Rosas”, de la pintoresca localidad de Valle de Ángeles, el “Congreso: Conversión Personal y Pastoral para la Comunión” cuyo objetivo consistió en analizar el camino recorrido en los procesos pastorales y sinodales para discernir los aspectos que favorecen la comunión como elemento esencial de sinodalidad.
Mediante experiencias de encuentro, de escucha, de diálogo y de oración los participantes en el evento eclesial hicieron una minuciosa revisión de los procesos pastorales en curso a fin de iluminar la realidad pastoral en temas relacionados con el interés de fortalecer la comunión eclesial; además de identificar nuevos caminos y líneas de acción en el actual contexto de la Pastoral en Honduras.
Los temas tratados estuvieron enfocados, en un primer momento bajo la dirección de los Vicarios de Pastoral, en evaluar el camino recorrido a la luz de las conclusiones que surgieron en el proceso sinodal recientemente llevado a cabo en cada diócesis, en torno a renovar o iniciar procesos pastorales, la integración activa de sacerdotes, religiosas y laicos en ese proceso y la identificación de las debilidades y urgencias según la región del país, en temas pastorales; sin olvidar, la exploración de experiencia en la relación vertical o no de las diócesis y parroquias, tratando de dar respuesta a una pregunta fundamental ¿A qué nos llama el Señor? El Equipo Nacional del Sínodo designado por la Conferencia Episcopal de Honduras (C.E.H.), informó que recibió todas las aportaciones y tras un ejercicio de discernimiento preparó la Síntesis Nacional sobre la consulta realizada en las 11 Diócesis de Honduras, en el marco de la Primera Fase Diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad (2021-2024): “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, participación y misión” y que fueron remitidas a la Secretaría General para el Sínodo de la Santa Sede.
En un segundo momento, a cargo de un sacerdote, una religiosa y dos laicos, se reflexionó sobre los elementos eclesiológicos para la comunión que aparece en la propuesta sinodal y se logró vislumbrar e identificar las practicas que impiden la comunión en el caminar sinodal; el tema sobre la espiritualidad sinodal y las claves sinodales que ayudan, favorecen, orientan la comunión en las distintas Comisiones Nacionales fueron discutidos y se lograron excelentes aportes.
Finalmente, en un tercer momento, mediante la reflexión sobre cuáles son los cambios personales y pastorales que se necesitan en nuestra Iglesia para caminar en sinodalidad y que nuevos impulsos y estructuras pastorales de comunión se pueden redescubrir o crear en las parroquias, las provincias eclesiales, la Comisión Nacional de Pastoral, los presbíteros, con la Conferencia Episcopal entre otras, cerró el interesante Congreso en busca de nuevos caminos de comunión. No hay duda, que Congresos como el realizado entre el 20 y 23 de junio al que nos referimos, hace que se conserve la dulce y confortante alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas a ejemplo de Juan el Bautista, de Pedro y Pablo; con un ímpetu interior que nadie ni nada es capaz de extinguir.