Del 8 al 15 de septiembre, en Quito, Ecuador, se celebró el 53º Congreso Eucarístico Internacional, un evento trascendental para la Iglesia Católica, donde la Eucaristía se colocó en el centro de la vida cristiana bajo el lema de “sanar el mundo”. Este congreso reunió a miles de fieles, religiosos y expertos para reflexionar y fortalecer su relación con el sacramento eucarístico, siendo una manifestación viva de la presencia de Jesús en medio de la humanidad.
Este congreso coincidió con la conmemoración del 150º aniversario de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, que tuvo lugar el 25 de marzo de 1874. La Arquidiócesis de Quito, ciudad con una rica tradición religiosa, fue seleccionada para acoger a miles de participantes de más de 54 países, quienes vivieron una experiencia profunda de fe y espiritualidad a través de liturgias, conferencias y momentos de adoración.
Vivencia
Durante los días del congreso, se abordaron cinco ejes temáticos clave: “Mundo herido”, “Fraternidad redimida en Cristo”, “Eucaristía y transfiguración del mundo”, “Por una Iglesia sinodal” y “Eucaristía: salmo de fraternidad”. Estos temas se desarrollaron a través de ponencias, testimonios y debates teológicos que ahondaron en el significado de la Eucaristía y su papel en la vida de la Iglesia y el mundo contemporáneo. En la Eucaristía de apertura, 2.500 iniciaron su vida eucarística con la Primera Comunión.
Entre los ponentes más destacados estuvieron figuras reconocidas como el cineasta Juan Manuel Cotelo, el Cardenal Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá, y el Cardenal Mauro Gambetti, Arcipreste de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Cada uno aportó su visión sobre el Misterio Eucarístico y su impacto en la vida diaria de los fieles, así como en la misión de la Iglesia.
Finalmente, durante la clausura del evento, el Cardenal Baltazar Porras, delegado del Papa Francisco, anunció que la próxima sede del Congreso Eucarístico Internacional será en Sydney, Australia, en 2028, exactamente 100 años después de que la ciudad australiana organizara este mismo congreso por primera vez en 1928. Este próximo encuentro promete seguir uniendo a la Iglesia alrededor de la Eucaristía, reafirmando su poder transformador para sanar el mundo.