La devoción a la Divina Misericordia tiene su raíz en las revelaciones privadas recibidas por Santa Faustina Kowalska, una religiosa polaca de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia. En su diario espiritual, titulado La Divina Misericordia en mi alma, dejó plasmadas las visiones y mensajes que aseguró haber recibido de Jesús, quien le encomendó difundir la confianza en su infinita misericordia como un camino de salvación y esperanza para la humanidad. Los pilares de esta devoción se expresan en la veneración de la imagen de la Divina Misericordia, el rezo del Rosario de la Misericordia y la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia, instituida oficialmente por San Juan Pablo II en el año 2000. El Santo Padre afirmaba, “nada es tan necesario para el hombre como la misericordia de Dios, ese amor que es compasivo y que levanta al ser humano de sus debilidades”.

5 OCTUBRE En esta fecha la Iglesia conmemora a Santa Faustina de Kowalska, una religiosa conocida como la "Apóstol de la Divina Misericordia” y quien nos enseñó la oración “Jesús en ti confío”

Devoción

En Honduras y otros países de América Latina, esta práctica se ha extendido en parroquias, comunidades y movimientos laicales, dando vida a celebraciones locales, procesiones, santuarios y capillas que fortalecen la fe del pueblo de Dios. La participación en estas celebraciones, unida al sacramento de la confesión, la comunión y la oración por el Santo Padre, concede la indulgencia plenaria. Así, la devoción a la Divina Misericordia continúa siendo fuente de gracia, vida espiritual y testimonio de fe para millones de fieles en el mundo.

“Cada vez me doy más cuenta de cuánto necesita cada alma la misericordia de Dios a lo largo de la vida y, sobre todo, en la hora de la muerte”

Faustina de Kowalska
Santa

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