La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en la vida cotidiana ha transformado la dinámica familiar, presentando tanto oportunidades como desafíos éticos y espirituales. La Iglesia, consciente de esta realidad, pone su mirada y analiza profundamente sobre el impacto de la IA, subrayando la necesidad de usarla con responsabilidad para proteger la dignidad humana, especialmente en los menores de edad, y fortalecer los valores en la familia, núcleo fundamental de la sociedad.
Riesgos
En el documento Antiqua et Nova, una nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana publicada el 28 de enero de 2025 por los dicasterios para la Doctrina de la Fe y para la Cultura y la Educación, advierten sobre el riesgo de que la IA fomente el aislamiento, particularmente en los jóvenes, al reemplazar el diálogo familiar con interacciones digitales. “El uso excesivo de la IA en la educación podría erosionar la capacidad de los estudiantes para realizar ciertas habilidades de manera independiente, aumentando su dependencia de las pantallas”, señala el documento. El Papa Leo XIV también se ha referido al tema. En su mensaje a la Segunda Conferencia Anual de Roma sobre Inteligencia Artificial el pasado 20 de junio, enfatizó que la IA “no debe interferir en el desarrollo humano y neurológico de los niños y jóvenes”. Esto refleja la preocupación por el impacto que puede tener la IA en la formación integral de los menores, quienes podrían priorizar interacciones con asistentes digitales sobre las relaciones familiares, afectando su desarrollo emocional y espiritual. Eusebio Pérez, integrante del Movimiento Familiar Cristiano considera que, estas herramientas tecnológicas hay que saberlas asumir, sobre todo los jóvenes, al tener una buena orientación y el acompañamiento de los padres, una supervisión cercana y adecuada, haciéndoles saber los riesgos que provocan estos conceptos y las consecuencias qué traen cuándo se dejan solos, porqué la tecnología pareciera que no tuviera fin, la tecnología es atrayente y anhelada por los jóvenes y hay qué darle un cuidado especial.

Testigos
María Luisa García, juntos a su esposo Roger Ponce, son una pareja joven y padres de una niña. Ellos conviven naturalmente con la tecnología y consideran que uno de los retos principales que tiene el hogar es no llegar a caer a la dependencia excesiva a esta tecnología. “Al llegar excesivamente a caer a esto, disminuye considerable nuestra convivencia familiar, nuestra convivencia con nuestra hija. Disminuye también el diálogo entre nuestra pareja. Y disminuye notablemente en todos los ámbitos e incluso dentro de la Iglesia”. Esta joven pareja considera que, se pierde el diálogo, “Hay que poner un límite para no caer excesivamente”. Otro elemento relevante que mencionan es la respuesta que, los hijos deben buscar en sus padres. “Hay niños que en vez de preguntarle a los padres se van directamente a la inteligencia artificial cuando corresponde a los padres contestar con temas muy específicos. Y que como familia tenemos que ir reforzando” detallan. Ciertamente, no podemos condenar estas herramientas. Ya que, según explica Monseñor José Antonio Canales, todo depende del uso que les demos. “Cuántas cosas buenas aparecen en las redes, edificantes, constructivas, hasta la Palabra de Dios está en las redes, por lo cual, no podemos catalogarlas de buenas o malas, sino que, lo importante es el uso que nosotros le demos”.

Opiniones
Eusebio Pérez, integrante del MFC
“Es importante darles confianza a los niños, adolescentes y jóvenes y prepararlos para esos momentos de peligro y riesgos qué ellos tengan la suficiente confianza con sus padres para que ellos manifestar lo que les está ocurriendo cuando están trabajando en esos aparatos tecnológicos”
María Luisa García, madre de familia
“Hay que procurar que la seguridad y privacidad de nuestra información no sea violentada por esta tecnología. Tratamos de que la convivencia sea en aire libre, tratamos. El que el diálogo exista, hacerlo uso mínimo de nuestros teléfonos o computadora cuando estamos presentes con nuestra hija, porque somos el claro ejemplo para ella”
Mons. José Antonio Canales, Obispo de Danlí
“Las familias deben advertir a sus hijos que no todo lo que se transmite es edificante, o tiene que ver con los valores y los principios cristianos. Tenemos que saber cómo usar estas plataformas digitales, es importante que Las familias puedan orientar a sus hijos”

Cuidado de los menores
La IA puede generar contenido falso o manipulador, como los deepfakes, que representan un peligro para los menores, quienes son más vulnerables a la desinformación. La Iglesia insiste en que quienes producen y comparten contenido generado por IA deben verificar su veracidad y evitar difundir material que degrade la dignidad humana. Esto es crucial en un contexto donde los jóvenes pasan cada vez más tiempo en entornos digitales.

Hernán Zepeda
especialista en Ciberseguridad y Cibercrimen
La sociedad actual está completamente inmersa en la tecnología. Todos los miembros de la familia, desde los más pequeños hasta los mayores, forman parte de esta realidad. La tecnología ya no es un futuro lejano, está aquí, entre nosotros, y con ella, la inteligencia artificial. Debemos ver la tecnología y la inteligencia artificial como herramientas útiles, pero siempre usándolas con responsabilidad, guiados por nuestros valores y un sentido ético. No se trata de que la inteligencia artificial sustituya el diálogo humano. Hoy en día, con tantos asistentes digitales, robots y bots, corremos el riesgo de que la comunicación real se pierda. Por ejemplo, nuestros niños y jóvenes podrían pasar más tiempo interactuando con la inteligencia artificial que conversando con sus padres o hermanos. Esto no debe reemplazar las relaciones humanas. Además, debemos ser cuidadosos con la privacidad. Muchas aplicaciones y dispositivos que usan inteligencia artificial, como Alexa o Siri, recopilan datos personales, a veces sin que lo notemos. Por eso, es importante saber qué información compartimos. La familia es el pilar fundamental de la sociedad y, para los cristianos, es una creación sagrada de Dios. Por eso, debemos encontrar un equilibrio en el uso de la tecnología, especialmente con nuestros hijos, para fomentar una sociedad más justa, con más fe, amor y valores cristianos.