La Iglesia arquidiocesna de Tegucigalpa está de fiesta, pues más hombres y mujeres por medio del sacramento de la Confirmación asumen el compromiso de ser propagadores del Evangelio. Monseñor José Vicente Nácher confirió este sacramento a 24 personas entre adultos y jóvenes en la parroquia Santa Teresa de Jesús de esta capital.
En su mensaje, el arzobispo de Tegucigalpa destacó que el Señor Jesús infundió su paz y su espíritu a los discípulos, porque ya no iba a estar Él, el Resucitado tenía que ascender al cielo y la misión debía continuar, dijo.
Además, añadió que “María recibió el don del Espíritu Santo, y generación tras generación sigue compartiendo lo que el Espíritu alumbró en ella, no ha guardado para sí, sino que ha dado, sigue dando y sigue dándose.
Hoy fiesta del Inmaculado Corazón de María, recordó cómo María guardaba todo en su corazón, y que ella es un ejemplo de cómo se puede y se debe estar abierto siempre a Dios. “María era una mujer abierta a Dios, porque quien no está cerrado por el pecado, está abierto a Dios. El Misterio de Dios se abre, crece, y cuando lo dejo que habite en mí yo habito en Él”
Y terminó diciendo, que en el corazón de María habita el Espíritu Santo “y, por tanto, no habita nada que no es de Dios, como en el corazón de María no ocupa sitio lo que no sirve, porque el pecado no sirve. En María es el Espíritu el que habita y lo llena todo, es el Espíritu Santo que está en el Corazón Inmaculado de María, el que escucha nuestras súplicas”