También para encontrar la paz debemos encomendarnos a nuestra Madre para que ella nos enseñe cada día sí y estar disponibles concreta y generosamente para la gente.
La Misa de este sábado 4 de julio en la Basilica fue oficiada por el padre Cecilio Rivera quien en su homilía partió de la frase del salmo, “escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo, estas palabras son las que es Señor nos quiere dar a nosotros, sobre todo en medio de esta situación que estamos viviendo”.
La paz, no es casualididad dijo el padre Rivera, “que la paz haya sido definida como tranquilidad en medio del orden, pero es difícil experimentar a Dios, sin antes haber hecho propósitos de vivir con una vida integra de perdonar a quien nos ha ofendido de vivir de nuestro trabajo de disciplinar algo en nuestros instintos y deseos”.
Asimismo manifestó que ciertamente esta pandemia, este Covid-19 “nos ha puesto a prueba, a puesto a prueba el egoísmo de nosotros, el egoísmo que podemos tener, y de ello así como el profeta Amós anuncia nuevos tiempos, anuncia la paz”.
Rivera sostuvo que debe surgir de entre nosotros los hondureños, los capitalinos una nueva gran solidaridad, debe ponernos a todos en el mismo plano de la dignidad, donde cada uno asuma su propia responsabilidad, precisamente para encontrar esa paz esa dignidad.
debemos acudir a la oración dijo “allí encontramos nosotros, la esperanza una, una mirada de esperanza en medio de esta situación, sobre todo en esta situación que la esperanza se hace débil y lucha por sobrevivir hay algunas personas que me dicen padre, yo tengo miedo de esta situación de enfermarme”.
El sacerdote aseveró “todos creo tenemos miedo, el que diga que no tiene miedo pus bendito sea Dios, pero todos en cierta medida tenemos miedo lo que podemos decir es con Jesús no tengo miedo, pero yo mismo por mis propias fuerzas, si tengo temor ante esta situación”.
Y al reconocer que no somos autosuficientes añadió “nos va a permitir como Jesús, acoger, acompañar y sostener a las personas que están pasando por esta situación, tres verbos acogida, es decir no marginamos a nadie ni nos escandalizamos que a esta persona le dio Covid-19, acoger, acompañar, si podemos ayudarle acompañarle también, y sostener con nuestra oración, como lo hizo Jesús”.
Esta situación también nos enseña “a aprender como Jesús a tomar la cruz y abrazar junto a él los sufrimientos de muchos hermanos, es difícil y doloroso ver que una persona que le ha dado Covid-19 tiene que estar en su casa y en esa casa solo hay una habitación y el papa y la mamá no quieren contagiar a sus hijos”.
El Presbítero reiteró que hay mucho dolor mucho sufrimiento también y allí debemos aprender mucho de Jesús abrazar los sufrimientos de estas personas, imitarlo también de nuestra fragilidad para la salvación del mundo entero.
También nos recomendó que para encontrar la paz debemos encomendarnos a nuestra Madre para que ella nos enseñe cada día sí y estar disponibles concretamente y generosamente para la gente, mañana decía un escritor, mañana será mejor vienen nuevos tiempos, pero debemos prepararnos nosotros para que ese vino nuevo pueda estar en nuevas personas renovadas a partir de esa situación que vivimos.