Las posadas nos recuerdan que hace más de dos mil años se da el fenómeno de la migración en busca de un futuro mejor y a veces huyendo de la inseguridad como fue el caso de María y José
Con el Adviento llegan las tradicionales posadas, celebraciones que recrean el peregrinaje de María y José en busca de un lugar seguro donde pudiera nacer su Hijo Jesús. Situación que no está alejada de la realidad que vivimos en la actualidad, al ver a tantas familias que dejan su lugar de origen en busca de una mejor condición de vida.
Símbolo
Para el Padre Javier Martínez, Párroco de la comunidad Cristo Resucitado, las posadas simbolizan el camino de esperanza que emprendió José y María en busca de un lugar para que el niño Dios pudiera nacer entre nosotros. “Hoy actualizamos simbolizando a tantos que caminan con la esperanza de encontrar un lugar, un nuevo devenir y por eso las posadas en este año nos recuerdan también que debemos ser solidarios con quienes caminan sin esperanza, que debemos ser hospitalarios con aquellos que esperan de nosotros una muestra de ternura y generosidad”.
Realidad
A criterio de la catequista Ana Lanza, esta realidad no nos es indiferente ya que al igual que San José y la Virgen María buscaban refugio, en nuestro país se ha vuelto también un lugar de búsqueda de ese refugio de muchas personas migrantes que llegan de otras naciones y para lo cual, como hondureños, no estábamos preparados. “Si bien cierto, son muchos los compatriotas que salen para otros países, pero recibir migrantes no era algo con lo que nuestra nación contaba, de hecho, nosotros no tenemos un lugar de refugio y se han creado a la luz de la necesidad que se ve y se van dando condiciones que se asemejan a este tiempo, porque todos los migrantes, especialmente los que han pasado por la Diócesis de Danlí han encontrado una mano amiga que les ayude”, dijo Lanza. Jesús es ese migrante, ese enfermo, ese vecino que necesita un bocado, un abrazo o que necesita quien lo escuche.
1 Reflexión
Las posadas deben llevarnos a reflexionar, a no cerrar nuestro corazón al prójimo y a abrir nuestras manos para compartir con ellos un poco de lo que hemos recibido por gratuidad de Dios. No seamos indiferentes ante las necesidades de quienes nos rodean, en especial de los migrantes.
2 Generosidad
Que las posadas sigan siendo ese camino esperanzador para quienes de camino van en busca de un devenir mejor, de condiciones de vidas humanas, dignas y que puedan encontrar siempre a aquellos que extienden su brazo generoso, viendo en ellos al rostro de Jesús que se hizo hombre.
3 Refugio
Algunos migrantes se acercan a la Iglesia, porque consideran el lugar más sagrado y seguro para solicitar ayuda, eso refleja que confían en personas creíbles, pero nos compromete a seguir trabajando y apoyando a las actividades que se realizan en las diferentes parroquias para este fin.
4 Solidaridad
Es importante reconocer que hay migración interna, familias que vienen de alguna comunidad lejana a pedir alojamiento por una o varias noches mientras reciben atención médica, hay que aportar con lo que tenemos para vivir.