En este tiempo de recogimiento espiritual, estamos llamados a entrar personalmente en conversión, esto a la luz del pasaje del Evangelista San Lucas en su capítulo 15, donde se relata la parábola del Hijo Pródigo, la que plantea como el menor de dos hermanos, reconoce los errores cometidos, al gastar la parte de la herencia que le tocaba; este recapacita y vuelve a su hogar, para ser recibido por los brazos misericordiosos de su padre, que lo esperaba sin condiciones.
El Padre Bairon Cárcamo, Administrador Parroquial de la comunidad San José de Cedros, nos deja la siguiente reflexión de como durante este tiempo de Cuaresma podemos dejar el orgullo a un lado y así acércanos más a Dios: “La Cuaresma es un tiempo litúrgico en el que la Iglesia nos invita a comenzar de nuevo. Es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra humanidad y cómo podemos dejar de lado nuestro ego y orgullo para acercarnos más a Dios. Para dejar la soberbia y acercarnos a Dios, necesitamos vivir la Cuaresma de manera profunda, permitiendo que nuestras heridas sean sanadas. El ego y la soberbia solo se vencen cuando pasamos por la prueba y reconocemos nuestra necesidad de Dios”.
1 Autoexaltación
La soberbia se manifiesta cuando una persona se siente superior a los demás. Es importante rechazar el impulso de buscar reconocimiento o validación constante, recordando que el valor real proviene de Dios, no de los aplausos del mundo.
2 No Juzgar
Jesús fue inflexible en su enseñanza de no juzgar a los demás. Las personas soberbias tienden a emitir juicios sobre los otros con facilidad, lo cual envenena las relaciones humanas. En cambio, el camino cristiano es el de la humildad y la comprensión.
3 Humildad
La salvación pasa por la humildad. A través del ejemplo de María a través del Magnificat, señala que Dios dispersa a los soberbios y exalta a los humildes. Cultivar la humildad es esencial para combatir la soberbia.
4 Caídas
El aprendizaje a través de las caídas es fundamental para el crecimiento espiritual, durante este tiempo de cuaresma estamos llamados a dejar la soberbia a un lado que las caídas nos enseñen y nos hagan ver los errores que cometemos poder aceptarlos y corregirlos a la luz del Espíritu Santo.
5 Fortalecimiento
La soberbia destruye las relaciones humanas. Un antídoto contra esto es promover la fraternidad, el respeto y la empatía, sabiendo que todos somos iguales ante Dios y construir una buena relación con el prójimo en el amor y la unidad.
